Quizá muchas personas no le han puesto nombre, pero sienten esa ansiedad prolongada cuando leen y ven noticias sobre el cambio climático y las consecuencias que este puede tener a largo plazo en sus vidas. La American Psychology Association (APA) describe esta sensación como ecoansiedad, el temor crónico a sufrir un cataclismo ambiental que se produce al observar el impacto aparentemente irrevocable del cambio climático y la preocupación asociada por el futuro de uno mismo y de las próximas generaciones. Ante la ansiedad lo único que podemos hacer es poner nuestro grano de arena en aquello que esté a nuestro alcance, siendo más responsables y sostenibles, sobre todo en nuestros hogares, desde donde sí podemos hacer un gran cambio.
¿Sabías que casi un 80% de la energía que se consume en el mundo se produce con fuentes no renovables (carbón, petróleo, gas natural...), a partir de combustibles fósiles? Esto no ocurriría si estuviéramos hablando de energías limpias, energías renovables. En la actualidad, casi todas las compañías eléctricas ofrecen la opción de elegir una energía que provenga 100% de fuentes renovables. Y si sabemos que el consumo de energía en los hogares representa casi un 20% del total en España, ¿qué podemos hacer para hacer un uso responsable?
Hablamos con Laura Peinado, creadora de contenido y divulgadora, que ha hecho de su estilo de vida —vegano y sostenible—, su profesión, y autora de su primer libro ‘Crea tu hogar sostenible’ (editorial Planeta). Laura, que comparte a diario en redes mensajes y consejos de sostenibilidad, labor que en 2023 le valió el Premio TikTok a la mejor creadora revelación en la categoría de Impacto social, nos explica por dónde debemos empezar para no abrumarnos y no sentir ecoansiedad. “Yo siempre digo que empecemos por algo pequeñito o haciendo cambios que no nos supongan tanto. Por ejemplo, cuando se nos van acabando los productos de higiene o de limpieza, podemos ir cambiándolos por productos que sí que sean sostenibles. Buscar esas alternativas sostenibles e ir haciendo esos cambios poco a poco, y así será muchísimo más fácil y entrarás en una rutina mejor”.
El slow living nos puede ayudar mucho en esta tarea. “Se trata de elegir mejor en qué invertimos nuestro tiempo y nuestra energía, y tratar de tomarnos las cosas de otra forma, de una manera mucho más consciente y más presente. En cuanto a los valores, son centrarnos en la naturaleza, en la salud mental, en valorar nuestro entorno y alejarnos un poco de esa parte del consumismo”, explica la autora.
Para ello, ha hecho una lista de consejos para ahorrar en el consumo de energía en el hogar que podremos encontrar en su libro, pero que avanzamos en forma de resumen en este artículo. Podemos empezar por la iluminación, ahora en invierno, con menos luz natural, solemos consumir mucho más, así que ella aconseja optar por las bombillas LED porque consumen un 80% menos y tienen una vida útil más larga. Sobre los electrodomésticos, habrá que averiguar su categoría energética. Los de clase A permitirán ahorrar casi 600€ durante toda la vida útil del aparato si los comparas con los G. “Cuanto más alta sea su clasificación, más eficiente será su consumo”, explica. Y ante el dilema, de si dejarlos enchufados o no, ella lo tiene claro, hay que desenchufar cuando no los estás utilizando.
El suelo de las casas también es importante para que sean más sostenibles: los materiales más recomendables son el parqué sostenible, el corcho y el bambú natural. En cuanto a las paredes, la mejor opción son las pinturas ecológicas, libres de químicos. Y si vamos a hacer un aislamiento térmico, los burletes aislantes evitan las fugas de aire por puertas y ventanas, lo que te hará ahorrar entre un 20 y un 25% de energía. Otros grandes aliados son las cortinas, las persianas, los estores o las alfombras.
Cada hogar español gasta de media unos 640 euros al año en calefacción (para viviendas de 90 m2), se trata de una cifra elevada y puede serlo más según evolucionen los precios de la energía, así lo aseguraba en octubre de 2024 la OCU. Eso si hablamos de radiadores eléctricos, si hablamos de caldera de gasóleo la cifra supera los 700 euros al año. En este sentido, Laura Peinado, la autora de ‘Crea tu hogar sostenible’, asegura que si reduces el gasto en un 30%, podrías ahorrar unos 300 euros al año. “Para ello, no pongas la calefacción a más de 21°C durante el día (por cada grado que subas, gastarás un 7% más), apágala por la noche y usa el termostato para programarla. En cuanto al aire acondicionado, la temperatura de confort en verano son los 25°C (por cada grado menos, gastarás casi un 5% más)”, señala.
¿Cómo conseguimos que estancias tan importantes de una casa sean sostenibles? Podemos empezar analizando nuestro salón, que es el núcleo del hogar. “En el salón, es probable que si ya tienes todos los muebles no vayas a cambiarlos. Si vas a elegir muebles nuevos, está bien elegirlos de manera consciente: unos que te vayan a durar mucho y que los materiales sean sostenibles y naturales”, explica Laura a la web de Informativos Telecinco.
La iluminación, como hemos visto ayuda, también añadir plantas, cortinas y alfombras para aislar térmicamente, usar textiles que sean de materiales naturales (como es el algodón, el yute, el lino, el cáñamo…), etc. Sin duda, el sofá es el mueble más importante de la casa, pero su fabricación tiene un alto impacto ambiental: en Europa, la mayoría no se reutiliza. ¿Y dónde suelen acabar? Incinerados o en vertederos. Para alargar su vida útil, Laura sugiere las opciones desenfundables: si se estropean, solo tendrás que cambiar la funda. “Antes de decir adiós a tu antiguo sofá, prueba a limpiarlo con vapor, tapizarlo con telas naturales o venderlo, ya que evitarás la emisión de unos 55 kg de CO2 a la atmósfera, como si condujeras 200 km en un coche de gasolina”.
Otra de las estancias que también hay que cuidar, es el dormitorio. Casi un tercio de nuestra vida la pasamos durmiendo, por lo que debemos cuidar al máximo posible este espacio. Hay muchos aspectos que pueden condicionar el descanso: la contaminación lumínica o acústica, la calidad del aire, el colchón y la almohada que uses, la temperatura del cuarto, etc. “Lo ideal es que, cuando llegue la noche, el dormitorio esté lo más oscuro posible, sin ruido y con una temperatura óptima, entre 18 y 21°C. Para ello, la mejor opción es instalar cortinas gruesas, usar alfombras naturales y sellar las juntas de las ventanas”, explica la experta.
¿Qué ocurre con los tóxicos? ¿Se puede dormir sin ellos? “Sí, por supuesto que se puede dormir sin tóxicos. Hay que saber elegir qué compramos para nuestro hogar en general, pero para nuestro dormitorio concretamente. Debemos elegir todas las sábanas y ropa de cama de materiales sostenibles y naturales, como el algodón, el lino y el cáñamo. Luego también debemos limpiar de manera más natural, sin usar tanto tóxico. Además de elegir muebles que no tengan compuestos volátiles elevados, que sean de material natural, como puede ser la madera”.
Las plantas ayudan a limpiar los tóxicos de la habitación, también la ventilación, que debe ser a diario y durante unos 20 minutos. Y algunos pequeños consejos como “volver a intentar tener una alarma o un despertador que sea analógico, o intentar no llevarnos el ordenador a la cama y, en lugar de eso, leer un libro, que es muchísimo más sano que estar con tecnologías hasta última hora”.
La cocina es el lugar de la casa donde más se consume y se desperdicia. Para que el impacto sea menor hay mucho por hacer. “Según los electrodomésticos y utensilios que uses, la separación de residuos y la limpieza que implementes en esta zona, serás más o menos sostenible y ahorrarás o tirarás el dinero”, dice Laura Peinado en su libro ‘Crea tu hogar sostenible’. Podemos empezar, por ejemplo, poniendo la lupa en los alimentos que desperdiciamos.
Según el Informe de Desperdicio de Alimentos publicado en 2023 por el Ministerio de Agricultura y Pesca de España, los hogares españoles desperdiciaron durante el año 2023 un total de 1.183,42 millones de kilos o litros, lo que supone un 1,1% más que el año anterior, si bien esta cifra es un 5,0% inferior a la registrada en 2021, y un 13,2% inferior al 2020, por lo que podemos afirmar que la senda del desperdicio sigue siendo decreciente en el largo plazo. Una forma de reducir el desperdicio en casa es planificando los menús con antelación, usando listas de la compra y usando la cocina de aprovechamiento para evitar que lo que no comemos acabe en la basura.
“La clave, más que en la compra, está en la planificación. Creo que es súper importante planificarse antes de comprar: revisar qué tenemos ya en casa, planificar bien las comidas que vamos a hacer durante esa semana y comprar en función de ello. Y luego, aparte, tratar de hacer una compra mucho más consciente y más sostenible. Como, por ejemplo, irte a comprar la fruta, la verdura y las legumbres al mercado, que hay muchísimas alternativas, y a la hora de ir a comprar ciertos productos intentar comprarlos a granel, que podemos ahorrar muchísimo en cuanto a residuos y, sobre todo, ahorrarnos también mucho dinero”.
Si nos centramos en tener una cocina sostenible también podemos hacer algunos cambios muy efectivos, por ejemplo, lavar los alimentos en un recipiente en lugar de dejar correr el agua del grifo, y recoger la que te sobre para regar las plantas; usar electrodomésticos eficientes, poner el lavavajillas en vez de lavar los platos a mano. Siempre que puedas, sustituye el horno por el microondas para cocinar: es más rápido y ahorrarás energía. La nevera, como está encendida las 24 horas del día, representa entre el 18 y el 30% del consumo en el hogar, para ahorrar en consumo, ella aconseja regular el termostato y ponerlo a la temperatura idónea: 5 °C para la nevera y –18 °C para el congelador.
¿Y sobre limpieza? ¿Qué productos son los más convenientes para limpiar la cocina? “Creo que nos complicamos mucho a la hora de limpiar y, realmente, tal y como hablo en el libro, con pocos productos de limpieza tendríamos suficiente para limpiar toda la casa. Es verdad que se concentran muchas más bacterias o más suciedad en la cocina, pero para eso están, por ejemplo, el vinagre de limpieza, el bicarbonato, el percarbonato o el ácido cítrico, que son limpiadores fantásticos, son antibacterianos y nos van a dejar todo perfectamente limpio sin utilizar ningún tipo de tóxico”.
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