La subida del precio de la cesta de la compra sigue siendo uno de los mayores quebraderos de cabeza a los que se enfrentan los españoles cada mes. Apostar por productos de proximidad y comparar muy bien los precios entre diferentes establecimientos será la fórmula más eficaz para evitar pagar de más, en productos básicos, en la transición del campo a la mesa. Solo en septiembre, el precio de los alimentos experimentó un incremento, de origen a destino, del 284%.
La subida más pronunciada del mes de septiembre se apreció en los productos agrícolas (frutas y hortalizas), con un diferencial de hasta el 300%. En los productos de origen ganadero (carne, huevos y leche) el incremento fue del 194%. Pese a que los datos que aporta el Índice de Precios en Origen y Destino de los alimentos (IPOD) son bastante elevados, reduce la marca registrada en agosto, cuando alcanzó el 316% de diferencia.
La subida de los precios del campo a la mesa de septiembre supone el segundo mínimo del año, desde la subida del 276% registrada en octubre de 2023. No obstante, la tendencia es que se mantenga al alza, algo que ha sido una tónica habitual desde la recuperación post-pandemia.
Como bien se ha comentado, tras la pandemia comenzó a ser habitual el hecho de que los precios en el campo creciesen por encima de los de la venta al consumidor. Una situación de distorsión puntual que acabó prolongándose hasta 2022.
A partir de ese mismo año, la balanza volvió a desequilibrarse, pero, en esta ocasión, a favor de los distribuidores. Éstos comenzaron a obtener un mayor margen de beneficio.
El hecho de inflar los precios para obtener mayores beneficios hace que un mismo producto valga diferente en el mercado, en la tienda del barrio y en los grandes supermercados.
Los datos del IPOD de septiembre de 2024 hablan por sí solos. El consumidor llegó a pagar en septiembre casi cuatro veces más que lo percibido por los productores. En otras palabras, 50 euros de media entre los 35 alimentos analizados mensualmente por el sindicato agrario. Esto se traduce en unos 53,5 euros de más en los productos agrícolas y 43,4 euros de más en los productos de origen ganadero.
Al final, el principal damnificado no es otro que el consumidor, que sigue soportando esta feroz lucha de precios sin control, por tal de aumentar los márgenes de beneficios, pero que sigue viendo como su poder adquisitivo, lejos de aumentar, se estanca.
En concreto, durante el mes de septiembre, las frutas experimentaron el mayor crecimiento, con un 350% más de media. En el caso de las hortícolas, la diferencia con el precio de origen se reduce hasta el 262%.
Los casos más llamativos los encontramos en los plátanos, los limones y las uvas de mesa. En el caso del plátano, su precio de origen es de 0,29 €/kg, y en destino llega a ser de 2,07 €/kg, por lo que la diferencia porcentual es del 614%. Algo similar ocurre con los limones, a 0,51 €/kg en el campo y a 2,58 €/kg en destino, con una diferencia porcentual del 406%. El otro caso, el de la uva de mesa, también es llamativo, pues la diferencia porcentual es del 430%. Su precio de origen es de 0,80 €/kg y de destino de 4,24 €/kg.
Hay clásicos como el aceite de oliva con precios completamente disparados. De los 7,50 €/kg en origen se pasa a los 9,55 €/kg en destino, con una diferencia porcentual del 27%.
Los precios más disparatados del mes de septiembre los encontramos en: aceitunas en verde (de un precio de origen de 1,38 €/kg a 7,27 €/kg, una diferencia porcentual del 427%), ajo (del precio de origen de 1,15 €/kg a 6,91 €/kg, con diferencia porcentual del 501%), cebolla (de 0,34 €/kg a 1,81 €/kg, con diferencia porcentual del 432%), lechuga (de un precio de origen a 0,22 €/kg a un precio destino de 1,21 €/kg. Diferencia porcentual del 450%) y/o zanahoria (con un precio de origen de 0,29 €/kg y de destino de 1,53 €/kg, por lo que la diferencia porcentual es del 428%).
Todo pasa por conseguir reducir el diferencial para que deje de ser abusivo y se consiga establecer la denominada ‘regla del tercio’. En otras palabras, un tercio para el productor, un tercio para el mayorista y un tercio para el minorista. Así, el precio en destino sería el triple que en origen y los consumidores pagarían un 200% como máximo, con respecto al coste del producto en el campo.
Pese a la teoría, en la práctica solo nueve de los 35 productos cumplen a la perfección con la ‘regla del tercio’.
En este contexto tan complejo, agravado por la situación de sequía que afecta, de manera generalizada a toda España, las grandes víctimas de esta manipulación de los precios son los productores y los consumidores. No obstante, se mantiene la esperanza que, a raíz de la recuperación del IVA en los productos, los precios se lleguen a estabilizar en la recta final del año.
Por su parte, los grandes distribuidores temen que entren productos importados. De ser así, los aprovecharán para seguir presionando a los productores nacionales, que pueden garantizarles el pleno abastecimiento independientemente de las circunstancias político-sociales del momento.
Todo pasa por acabar con la manipulación de los grandes supermercados, que aprovechan la coyuntura para aumentar sus márgenes, aun habiendo buenas cosechas, sin trasladar las bajadas de precios en origen al consumidor. Con esta tendencia resulta prácticamente imposible incentivar el consumo.
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