Irse de vacaciones en septiembre no tiene nada de malo. Ya sea por elección o por obligación, organizar las vacaciones para este mes del año está lleno de ventajas. Si lo que queremos es disfrutar del buen tiempo y de estar unos días al borde del mar, el calor seguirá acompañándonos. Si lo que buscamos son nuevos horizontes, en el hemisferio sur comienza la primavera, así que también es un buen momento para los viajes de larga distancia.
Pero la principal ventaja de organizar las vacaciones de verano en septiembre es que son más baratas respecto a los meses de julio y agosto. Si en un presupuesto individual esto tiene un impacto moderado, cuando las cuentas son a escala familiar la diferencia de un precio a otro es significativa.
Según un informe de la plataforma Rumbo.es viajar en septiembre es hasta un 22% más barato que en julio y agosto. Por poner un solo ejemplo, los desplazamientos aéreos en septiembre suponen un gasto medio de 425 euros, frente a los 545 euros del mes de agosto, 120 euros de diferencia que en el caso de una familia de cuatro miembros supone una reducción de casi 500 euros. ¿Por qué se producen esta rebaja en los precios?
La ley de la oferta y la demanda rige la industria turística. Mientras que los turistas extranjeros viajan a nuestro país en todas las épocas del año, los españoles concentran sus salidas en los meses de julio y agosto. Según el INE, este último mes recibe el 25% de las pernoctaciones de todo el año.
Esta ley de la oferta y la demanda ha hecho que el negocio del turismo se estructura en tres grandes áreas: temporada baja, media y alta (incluso alta-premium). En general, se considera que la temporada baja va del 1 de noviembre al 31 de marzo y la temporada alta del 1 de abril al 31 de octubre. Hilando fino, muchos touroperadores establecen también una temporada media, con precios más asequibles, en los meses previos al verano; es decir, junio, septiembre y octubre, aunque hay determinados momentos del año, como la Semana Santa, que los costes pueden incrementarse debido, precisamente, a una afluencia excepcional para luego volver a bajar.
El periodista Javier Ruiz explicaba recientemente que el turismo en España está convirtiéndose en un lujo que solo pueden pagar los extranjeros. "Estamos ante las vacaciones más caras de nuestra vida", afirmaba categóricamente. La otra cara de la moneda es que los turistas residentes opten por modalidades más económicas de viaje priorizando el vehículo propio y las casas de amigos o familiares. Esto significa, a grandes rasgos, que algunos aviones, algunas plazas hoteleleras y algunos paquetes turísticos se pueden quedar vacíos o sin compradores.
Ante el riesgo, algunas aerolíneas, sobre todo las low cost, están bajando los precios y conforme agosto avanza, los tour operadores lanzan ofertas de última hora a precios muy competitivos con la ventaja para el viajero de que aún puede disfrutar del buen tiempo, con muchas menos aglomeraciones y sin tener que competir con los compañeros de trabajo por su tiempo de ocio. Julio y especialmente agosto son los meses más solicitados en los trabajos para pedir las vacaciones. Al elegir septiembre tenemos la práctica seguridad de que podremos disfrutar de las fechas que queremos.
El último mes del verano es más barato que julio y agosto para viajar, especialmente en el transporte aéreo. Si a esto le sumamos algunas estrategias de ahorro, puede ser que, contradiciendo a Javier Ruiz, no sean las "vacaciones más caras de nuestra vida", sino una de las más económicas. Los expertos en ahorro establecen las siguientes recomendaciones:
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