Puede parecer un sinsentido, pero ganar la lotería no siempre es sinónimo de ganar riqueza, o al menos no a largo plazo. Prueba de ello es la larga lista de personas que terminaron con menos dinero en su cuenta bancaria después de ganar un premio de este tipo. También el hecho de que el 70 por ciento de los agraciados en estos sorteos terminan más pobres de lo que empezaron, algo que ocurre, de media, a los 5 años de obtener el premio. Afortunadamente, existen excepciones y formas inteligentes y seguras de invertir el dinero obtenido: estos son algunos consejos para invertir el dinero ganado con la lotería.
Quien más quien menos ha soñado alguna vez con convertirse en millonario de la noche a la mañana y en abandonar para siempre su trabajo para viajar alrededor del mundo y vivir en una inmensa mansión. Sin embargo, es muy frecuente que los agraciados en este tipo de sorteos terminen mucho peor de lo que estaban antes de recibir el premio, y no solo en lo económico: depresiones, adicciones, accidentes, comisión de delitos, infidelidades, divorcios e incluso suicidios forman parte de la lista de conceptos asociados a la lotería en todas sus versiones.
Afortunadamente, si somos capaces de resistir nuestros impulsos más primarios, es posible sacar provecho de esta oportunidad y mantener la riqueza obtenida, haciéndola crecer. Eso sí, para ello es necesario rodearse de las personas adecuadas y mantener la mente fría, también en lo que respecta a repartir dinero entre nuestros familiares y amigos o crear nuevas amistades.
Y es que ganar un premio de este tipo nos puede convertir en blanco de todo tipo de presiones y chantajes emocionales. No es raro que se produzcan rupturas familiares y casos en que personas muy cercanas intentan aprovechar la situación, a veces de forma absolutamente descarada.
Como mínimo, ganar la lotería nos obligará a pensar en qué hacer con todo ese dinero. El primer consejo experto, tal y como recuerdan desde BBVA, es ser discreto., algo que puede resultar muy complicado. Esto no quiere decir que no podamos contarlo a las personas de nuestra máxima confianza, pero es importante tomarse un tiempo para reflexionar y no pregonarlo a los cuatro vientos: incluso las entidades financieras no tardarán en intentar captar tu dinero para convertirse en sus gestores.
Lo siguiente es rodearse de asesores de confianza, tanto si sabemos lo que hacer con el premio como si no, aunque puede ser conveniente tener una idea previa y hacer un estudio de mercado. La experiencia de este asesor o equipo de asesores en la gestión de patrimonios e inversiones es imprescindible, así como asegurarnos de que se trate de personas de confianza, respaldadas por avales y por una trayectoria previa.
Una vez tengamos claro quién nos ayudará a gestionar nuestro nuevo patrimonio, el primer paso es saldar las deudas pendientes, aunque hay que valorar cada caso concreto. Por ejemplo, en el caso de una hipoteca, puede que, en un escenario de intereses bajos como el actual, resulte más rentable seguir pagando las cuotas y usar el dinero ganado para invertir en productos rentables que hagan crecer nuestro dinero a pesar de existir este precio previo que pagar. Otra opción es ir amortizando parcialmente la suma debida, reduciendo el tiempo de pago de la hipoteca. En cualquier caso, será necesario realizar simulacros y plantear distintos escenarios teniendo en cuenta en qué pensamos invertir y cuanto podemos ganar con ello.
En el caso de préstamos de consumo, los elevados intereses dibujan un escenario distinto y probablemente sea mejor liquidarlos. Ni que decir tiene que, si existen deudas ejecutivas (normalmente, con cuantiosos intereses de demora), saldarlas debe ser la prioridad máxima.
En cuanto a los supuestos de reparto del premio (por ejemplo, si se ha comprado la participación entre dos personas, o cuando queramos repartirlo por voluntad propia con amigos o familiares), lo más conveniente es tomar la decisión antes de que la entidad bancaria tramite el cobro del premio. Para ello, hay que comunicar en el banco al inicio del proceso quiénes son los titulares legítimos del premio: de esta forma se evitarán sustos con Hacienda y el necesario pago del impuesto de Donaciones si somos el único titular y realizamos el reparto más tarde.
Eso sí, lo que no podrás evitar (ni tú ni ninguna de las personas que reciban parte del premio) es el pago de un 20 por ciento de la cuantía a Hacienda, un porcentaje que viene marcado por ley.
Ya solo resta invertir y, en este sentido, los expertos recomiendan diversificar como regla de oro. Poner todos los huevos en la misma cesta (por segura que parezca esta inversión) nunca es buena idea, ya que el riesgo que se corre es elevado. Además, habrá que analizar tu perfil de riesgo, que dependerá de tus intereses, de tu umbral de tranquilidad, de tu edad... Para los menos arriesgados, existen opciones como los depósitos de ahorro a largo plazo, los planes de pensiones, deuda corporativa, compra de arte, adquisición de bienes inmuebles como inversión...
En todos estos casos, la rentabilidad no es el único factor importante: también lo es la posibilidad de rescatar el dinero y convertirlo en líquido, así como la tributación de cada operación, sin olvidar nuestra responsabilidad social y la posibilidad de favorecer con nuestro dinero a sectores o causas que resulten acordes a nuestros intereses y preocupaciones. Además, determinadas operaciones, por su repercusión social, pueden resultar muy beneficiosas a nivel fiscal.
Por último, no hay que olvidar la necesidad de reservar una cantidad de dinero líquido para poder hacer frente a nuestros gastos corrientes y a posibles imprevistos: es importante aprender a gestionar el dinero disponible en nuestra cuenta sin recaer en excesos, sin que mantenerlos en inversiones intocables se convierta en una forma de evitar romper la hucha.