¿Cómo ahorrar en la factura de la luz ¿Qué factores debes tener en cuenta para rebajar la partida presupuestaria que dedicas a este gasto? No se trata solo de una cuestión económica ni de encontrar la tarifa que más te convenga (que también): mantener un consumo responsable que perjudique lo menos posible al medio ambiente debe ser una meta igual de importante. Te contamos algunos trucos para lograr este win-win para ti y para el Planeta.
Las facturas de la luz y los contratos de los que derivan no son documentos muy intuitivos. Tal vez por eso muchas veces nos puede la desidia y optamos por no dedicarle el tiempo necesario a analizar lo pactado con la compañía que nos presta suministro. Conceptos como la potencia contratada o término fijo, la energía consumida o término variable, los impuestos aplicables y otros servicios, el IVA o IGIC aplicable… resultan clave para comprender el precio final.
Muchas veces puedes lograr un ahorro simplemente reduciendo tu potencia contratada si ésta sobrepasa los límites de lo que tú necesitas. Si tienes dudas, contacta con tu compañía y acláralas todas: de nada sirve quejarnos si no hacemos lo que esté en nuestra mano para cambiar.
Cada compañía ofrece distintos precios por potencia contratada (que es una cuota fija relacionada con tus necesidades energéticas) y por energía consumida (precio por kWh). Además, conviene controlar que no estés recibiendo (y pagando) ningún servicio que no te interese y que resulte opcional.
Si tienes dudas, coméntalo con tu compañía y elimina de tu factura todo lo que sobre. Siempre puedes cambiar de empresa suministradora si crees que estás pagando más de lo que debes y existe otra compañía que te ofrezca mejores condiciones. Eso sí, ten cuidado con los descuentos temporales si implican permanencia y penalización en caso de desistir antes de su finalización.
No es lo mismo consumir energía a unas horas que a otras. El precio de la electricidad se factura de forma distinta según distintos rangos horarios, y existen contratos pensados para esas diferencias a la hora de consumir luz. Cuanta mayor sea la flexibilidad y el abanico de ofertas que ofrezca tu compañía, mucho mejor (el uso de los electrodomésticos es importante). Pero el primer paso es tener claro cuándo consumes más luz y cuánto pagas en cada momento por ella para valorar si debes cambiar o si, por el contrario, tu tarifa se adapta a tus necesidades.
Un buen aislamiento en tu casa, el reemplazo de las bombillas tradicionales por bombillas de bajo consumo, el uso de cortinas y alfombras para mantener la temperatura, el sencillo y útil acto de desenchufar aquello que no estés utilizando, el darte duchas cortas y usar también el agua fría cuando sea posible (además, es muy bueno para tu salud), apagar las luces a medida que cambies de habitación, lavar tu ropa con agua fría cuando sea posible, reducir la temperatura del calentador de agua… Existen muchísimos pequeños gestos (en el día a día sabiendo los electrodomésticos que consumen más o menos) que pueden ayudarte a consumir menos energía y, por consiguiente, a reducir tu factura de la luz de forma sencilla. Además, el Planeta (y tu salud) te lo agradecerán.