Ir al supermercado con el estómago lleno, planificar las comidas... ¿Cómo ahorrar en tu cesta de la compra?
La cesta de la compra es una partida imprescindible, pero se trata de un gasto que se puede racionalizar
Comprar productos frescos y de temporada puede suponer un gran ahorro, además de resultar más saludable
Hacer una lista de la compra y planificar nuestras comidas también es de gran ayuda
Ahorrar puede convertirse en misión imposible en un escenario en el que los precios de todo tipo de productos no dejan de subir. Es el caso de la luz, que se ha convertido en un problema para miles de familias durante los últimos meses. Por eso, toda ayuda es poca a la hora de planificar y ajustar cada euro gastado. Muchas veces pequeños gestos de aparente escasa importancia pueden terminar marcando la diferencia, y un campo de ensayo perfecto para probar esta lógica lo encontramos en el supermercado. ¿Cómo ahorrar en tu cesta de la compra? ¿Qué trucos pueden ayudarte a gastar menos en el supermercado?
Trucos y consejos para ahorrar en la cesta de la compra
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La cesta de la compra es una de esas partidas que no pueden faltar en nuestra previsión de gasto mensual, y es importante no perder de vista que los sacrificios que hagamos para reducir su peso no deben afectar a la calidad de nuestra nutrición. Para lograr salir del supermercado sin dejar nuestra cuenta bancaria tiritando, lo mejor es seguir ciertos trucos y consejos que pueden ayudarte a moderar tu gasto. Y es que cada pequeño ahorro en cada producto individual puede traducirse en decenas de euros en la factura final.
Hay que tener en cuenta que la pandemia por coronavirus ha afectado a los precios de casi todo, incluyendo la alimentación. La cesta de la compra es ahora más cara y por eso es importante tener más cuidado que nunca a la hora de llenar nuestro carrito de productos.
Un truco que puede sonar muy básico pero que muchas veces pasamos por alto consiste en hacer una lista de la compra y ceñirnos a ella (salvo que hayamos tenido algún despiste importante). Para ello deberás marcarte un presupuesto y cubrir tus necesidades básicas, premiándote con algún capricho si puedes permitírtelo.
Esta lista debe basarse en lo esencial: productos frescos (no hace falta que preparemos recetas muy elaboradas si no tenemos tiempo) como fruta, verdura, carne, pescado o huevos no deben faltar (tanto por cuestión de precio como por su valor nutricional). Del mismo modo, es mejor evitar todo lo que huela a precocinado ya que, además de tratarse de productos (en general) menos sanos, también resultan más caros.
Un truco extra consiste en comprar productos de temporada, como frutas y verduras (su precio suele ser mejor, y su calidad también), así como comprar a granel (suele ser más económico, así como más ecológico, al generarse menos envases).
Además, realizar una comparativa de precios puede ser de gran ayuda. Puede que merezca más la pena comprar la carne en un establecimiento y las conservas en otro. También hay que permanecer atento a las ofertas, pero tener cuidado la hora de discriminar cuándo son reales y cuándo no.
Por ejemplo, si cuentas con espacio de almacenaje, puedes aprovechar los 3x2 o similares para hacerte con un fondo de productos a los que darás salida con toda certeza, ahorrando en el proceso. También ahorrarás si eliges productos cuya fecha de caducidad se encuentre cercana y, de paso, evitarás que terminen en la basura.
La planificación de menús semanales también pude ayudarte a ahorrar dinero, de forma que no sobre ni falte nada en tu lista de la compra, evitando que parte de tus productos se echen a perder. Una buena planificación evitará también que haya días en los que tu nevera se encuentre a medias y termines pidiendo comida a domicilio. Además, planificar tus menús te ayudará a alimentarte de forma más equilibrada.
Aprovecha para congelar raciones: tirarás menos comida y aprovecharás cada sesión de cocina para optimizar este esfuerzo en los fogones. En general, comprar piezas grandes suele ser más barato proporcionalmente.
Un último truco consiste en hacer la compra con el estómago lleno: seguro que serás más comedido a la hora de elegir caprichos.