La solvencia de los bancos es un indicador clave en nuestra economía y, en sentido, la crisis financiera que estalló en 2008 tuvo efectos directos en la regulación del sector bancario, tanto a nivel español como comunitario. Como medida para poder prever el comportamiento de las entidades financieras, así como medir la capacidad de resistencia del sector ante escenarios económicos adversos, la Autoridad Bancaria Europea (EBA) diseñó en 2009, junto al Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea (CE), los test de estrés. De ellos podemos extraer información sobre cuáles son los bancos más solventes de Europa.
Los test de estrés, que sirven para medir la solvencia de los bancos, consisten en pruebas que se realizan sobre las entidades financieras para valorar su situación y su capacidad de resistencia ante escenarios de crisis y desaceleración o recesión económica. Con ellos se trata de medir la estabilidad del sistema financiero ante posibles escenarios de riesgo de contagio o sistémico.
Para ello, la EBA establece una serie de parámetros macroeconómicos negativos (caída del PIB y de la demanda interna, aumento del desempleo y de los impagos, etc.) para comprobar su impacto en el capital de las entidades.
Así, según los últimos resultados de los test de estrés llevados a cabo por el Banco Central Europeo, que se hicieron públicos en el último trimestre de 2019, los bancos europeos están preparados para afrontar una crisis de liquidez. La conclusión del supervisor es que el sector está preparado para afrontar una salida masiva de fondos en el corto plazo, y habla de un colchón del 23 por ciento de sus activos, sumando reservas y efectivo (9 por ciento del activo), activos comercializables (8 por ciento) y otros activos menos líquidos (8 por ciento).
Hay que tener en cuenta que los problemas de liquidez pueden causar grandes crisis bancarias, como ya ha ocurrido en España (por ejemplo, con la caída de Banco Popular, su intervención y la venta al Banco Santander por un euro).
Por eso eso son tan importantes los test de estrés y, según lo datos de 2019, el 90 por ciento de los 103 bancos analizados soportaría durante al menos dos meses el escenario extremo planteado por el BCE: una salida de fondos equivalente al 9,5 por ciento del activo en un mes y del 27 por ciento en un plazo de medio año. En cuatro meses solamente superan la prueba del escenario extremo la mitad de las entidades.
En cuanto a cuáles son los bancos más solventes de Europa, los datos más recientes publicados por la EBA se refieren al periodo entre junio de 2018 y junio de 2019 y son, por tantos, previos a la pandemia por coronavirus. El estudio se centra, además, en la solvencia de la banca por países, y lo hace tomando como referencia el ratio de capital frente a activos de riesgo (CET1), principal medida de fortaleza financiera usada por el regulador bancario. Ésta se compone por el capital básico (principalmente las acciones ordinarias y reservas), al que se añaden las participaciones preferentes y los instrumentos híbrido, tal y como explica CaixaBank.
Teniendo en cuenta este indicador, la solvencia de la banca en Europa se mantiene estable con respecto al ejercicio anterior, en el 14,41 por ciento, variando solo en una décima más. A partir de ese dato, los países con ratios más altos fueron Islandia (20,86 por ciento) y Luxemburgo (20,36 por ciento). España se encuentra en el lado opuesto, con un 11,57 por ciento, algo similar a lo que ocurre en Bulgaria (11,99 por ciento).
Alemania se encuentra en la media, con el 13,97 por ciento; Francia en el 14,5 por ciento (por encima de la media) y en el caso de Italia hablamos de un 12,5 por ciento.
En el caso concreto de la solvencia de la banca en España, el abanico es muy amplio: la entidad más solvente de España sería Kuxtabank, con un 16,1 por ciento, seguida de BFA-Bankia, con un ratio del 13,22 por ciento. Unicaja se sitúa en el 12,9 por ciento, seguida de Abanca, Liberbank, Cajamar, Bankinter e Ibercaja.
Por último, Santander (11,11 por ciento), BBVA (11,5 por ciento) y Caixabank (11,5 por ciento) aparecen a la cola en solvencia, siendo las entidades de mayor tamaño las que cuentan con exigencias de capital más estrictas.