Cerradas al menos dos meses, las autoescuelas presenciales recargan las pilas para encarar una nueva crisis. Frente a ellas, la formación "on line" ha triplicado las matrículas durante el confinamiento. Cara y cruz, sin embargo, de una misma realidad: los coches de prácticas siguen inmovilizados y no hay ingresos para ninguna.
¿Por qué? Porque "lo que da el beneficio son las horas prácticas", resume a Efe Diego Núñez, encargado en Vigo de la autoescuela Garfield, que por la experiencia de la anterior crisis económica anticipa que las familias en paro no podrán permitirse pagar el carné de sus hijos.
De la crisis provocada por el coronavirus, Diego descarta alguna consecuencia positiva para un sector aún afectado por la huelga de examinadores de los últimos años. "El impacto económico es total. Hay un ERTE, pero se sigue pagando la diferencia en las nóminas", apunta.
La pregunta que no paran de hacerse los profesores es cuándo volverá la normalidad. Las autoescuelas tradicionales no son nadie sin el alumno, que, ante el parón de la enseñanza, repasa desde casa sus conocimientos teóricos con los test de internet.
"A nivel práctico ninguna autoescuela estaba preparada", ni las presenciales ni las digitales, para una situación como la desatada por la pandemia, lamenta Diego, que ve "imposible colocar mamparas de separación dentro del coche" para reanudar las clases al volante.
El responsable de Garfield llama la atención sobre el factor psicológico del miedo a encerrarse dos personas en un coche. En suma, no poder guardar una distancia de seguridad para prevenirse del contagio.
Pero en el sector, el impacto económico se impone entre todas las preocupaciones. "Habrá padres que optarán por hacer el menor número posible de prácticas para el examen", aventura Diego, que ya en enero de 2009, en declaraciones para El Faro de Vigo ante los ecos de la crisis surgida meses antes, advertía de que los alumnos buscarían el ahorro.
"Cuando uno va en coche no elige a quién se cruza en la carretera", sentencia Diego, que presume de haberse criado en una autoescuela junto a su padre y apela a insistir en la sensibilización del futuro conductor, un aprendizaje que "necesariamente" se debe realizar "en el aula", apostilla.
El freno de la actividad en la enseñanza supondrá pérdidas de 70 millones de euros, señala al otro lado del teléfono Enrique Lorca, presidente de la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE), que representa a medio centenar de asociaciones regionales y locales.
"Cuando la crisis finalice, bastantes autoescuelas estarán abocadas al cierre", afirma a Efe Lorca, que prevé una vuelta "paulatina" a la actividad, en el mejor de los casos con la mitad de los alumnos y la plantilla de profesores al cien por cien.
Para las autoescuelas, "llueve sobre mojado" en esta nueva crisis. Cuando la profesión asomaba la cabeza después de una huelga de examinadores, el coronavirus "puede ser la puntilla", vaticina Lorca.
El interrogante para los aspirantes es si el parón provocará un colapso en los exámenes, suspendidos por la Dirección General de Tráfico (DGT) desde el pasado 16 de marzo. A ojos del responsable de CNAE, que responde con un "ojalá", un colapso significaría que las jefaturas cuentan con más recursos.
¿Ha puesto el confinamiento en duda el futuro de la enseñanza presencial? Lorca se agarra a las estadísticas, que indican que el 24 por ciento de los fallecidos en accidentes no llevaba puesto el cinturón.
"El contenido se sabe, pero no se aplica, porque no hay una sensibilización que se consigue con la presencialidad en las aulas, con simuladores para conocer e interiorizar las consecuencias de un accidente", defiende Lorca, que añade, tajante: "La formación a distancia provocará, lamentablemente, muertes en carretera".
Mientras la crisis continúe, la Confederación propone estudiar fórmulas ya ensayadas, como las subvenciones a jóvenes en busca de empleo para que puedan obtener el carné, o el llamado "permiso de conducir por 1 euro al día", un crédito a devolver sin intereses que obligaba a cursar diez horas extra de clases de seguridad vial.
Para los cinco centros asociados a la Plataforma de Autoescuelas Digitales (PAD), nacida a raíz de que la DGT planteara introducir ocho horas de formación obligatoria en las aulas, la educación a distancia es la alternativa en una crisis de la que costará recuperarse a los centros presenciales.
"La educación digital es hoy una realidad", defiende su presidente, Miguel González-Gallarza, para quien sería "totalmente anacrónico volver a un modelo únicamente presencial" tras el coronavirus, toda vez que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia ha apelado a la convivencia de ambos modelos,
González resalta que el confinamiento ha triplicado las matrículas en los centros "on line" para la parte teórica del carné de conducir y que representan al 10 por ciento del alumnado, mayoritariamente de la "generación Z", los nacidos a partir de los años 90.
Y compara la formación digital con las aplicaciones para aprender idiomas. Un algoritmo selecciona los contenidos, "pero eso no quiere decir que no haya un equipo pedagógico detrás" de profesores forjados en la enseñanza tradicional y a los que el alumno puede contactar para resolver las dudas.
Un aprendizaje autodidacta que ha ganado adeptos en el confinamiento, pero que al igual que las autoescuelas tradicionales, choca con las restricciones del estado de alarma. "El 90 por ciento de los ingresos, las clases prácticas, ha desaparecido", alerta el responsable de la plataforma.