España es uno de los países con más sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, con un total de 50 lugares. Somos el quinto país en la lista de la institución. Algunos de ellos, como la Alhambra o la Sagrada Familia, son mundialmente conocidos. Hay otros, algo menos visitados. que poseen un valor cultural y natural igualmente significativo.
Por ejemplo, las Médulas, en León, con su paisaje transformado por la minería romana hace más de 2.000 años y el mayor yacimiento de oro a cielo abierto del imperio romano; o el Palmeral de Elche, que nos muestra las técnicas de cultivo introducidas por los árabes, declaradas Patrimonio de la Humanidad en el año 2000. Tenemos otros lugares envidiables como el Real Monasterio de Guadalupe, con su impresionante combinación de estilos gótico, mudéjar y renacentista.
Lejos de las multitudes y su ruido, es tiempo de descubrir algunos de los menos conocidos por el gran público.
Poblet sirvió como panteón real de la Corona de Aragón y es uno de los monasterios cistercienses más importantes de Europa. En su interior destacan los sepulcros de varios reyes aragoneses, esculpidos en alabastro, que muestran su relevancia histórica, pero sobre todo religiosa. Que el fervor no empañe la grandeza.
La Lonja de la Seda (Valencia)
Durante siglos, esta joya de la arquitectura gótica civil de Europa fue el epicentro del mercado de la seda y otros productos en Valencia, una ciudad que prosperaba como centro comercial del Mediterráneo. La estructura se divide en varias secciones que aún se pueden visitar: la Sala de Contratación, con sus columnas helicoidales, y el Consulado del Mar, donde se resolvían disputas comerciales.
Mudejar de Aragón (Teruel)
Teruel es uno de los mejores ejemplos de esta corriente arquitectónica que floreció en España durante los siglos XIII y XV. A destacar sus torres, sobre todo la de San Martín y San Pedro torres, un trabajo minucioso trabajo de ladrillo y cerámica que nos habla de la feliz fusión entre dos tradiciones: la islámica y la cristiana.
Tarragona (Tarraco) fue otra de las ciudades de la península Ibérica donde los romanos dejaron su impronta. Fundada en el siglo III a.C., sirvió como la capital de la provincia Hispania Citerior, y su ubicación privilegiada permitía un acceso directo al Mediterráneo. Las murallas, en particular, son un magnífico ejemplo de ingeniería militar de la época, y aún se pueden visitar el anfiteatro y el circo.
Fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1998. En su momento, la UNESCO expuso los motivos que le llevaron a otorgarle una sus más grandes distinciones a los bienes culturales y valoró su papel en la promoción del humanismo, especialmente a través de la enseñanza del latín y el griego. Nadie sale indemne de la visita al campus. Un atracón de gótico, barroco y renacentismo para los amantes de la historia.
Este espectacular sistema de cultivo de palmeras data del siglo X y sigue siendo un ejemplo vivo de la técnica agrícola utilizada en las regiones áridas. Su origen se remonta a la época fenicia y cartaginesa, aunque fue durante el dominio musulmán cuando alcanzó su máximo esplendor. Es el más grande de Europa y uno de los más importantes del mundo. Puro ingenio en la gestión del agua y el cultivo en un ambiente adverso.