Los coches eléctricos presuntamente serán el futuro de la automoción, aunque por el momento todavía están lejos de los que se mueven con carburantes cuyo origen es el petróleo. Sin embargo, deberán enfrentarse a un problema muy habitual entre estos últimos, no contar con la energía suficiente como para seguir circulando. Claro que en el caso de los coches eléctricos se deberá a que la batería se descargue, mientras que en los automóviles más convencionales el motivo se encuentra en quedarse sin gasolina o gasóleo.
Al igual que ocurre con los coches que se quedan “tirados” sin carburante, los eléctricos que no pueden seguir rodando debido a que la batería se queda a cero, pueden enfrentarse a una sanción económica. A fin de cuentas, en ambos casos se da la misma situación: el coche no puede circular.
Eso sí, conviene recordar que en el Reglamento General de Circulación no se especifica esta infracción como tal. Es decir, quedarse sin batería (o sin combustible) no está penado, sino que el problema puede surgir sobre el modo y el lugar en que el coche se queda parado y deja de rodar. De hecho, si un automóvil eléctrico se queda sin batería justo en el momento en que el conductor estaciona el coche en un lugar seguro, no existirá ningún motivo para recibir una sanción por parte de la Dirección General de Tráfico (DGT).
Si echamos un vistazo al citado reglamento, lo que realmente multa es lo siguiente: “La parada o el estacionamiento de un vehículo en vías interurbanas deberá efectuarse siempre fuera de la calzada, en el lado derecho de ésta y dejando libre la parte transitable del arcén (artículo 38.1 del texto articulado). Cuando por razones de emergencia no sea posible situar el vehículo fuera de la calzada y de la parte transitable del arcén, se observarán las normas contenidas en los artículos siguientes de este capítulo y las previstas en el artículo 130, en cuanto sean aplicables”.
Dicho de otro modo, si un coche se queda sin batería y no realiza la parada correctamente puede enfrentarse a una multa de 200 euros. Y es que, es probable que si se da esta situación, el conductor no sepa el momento exacto en el que su vehículo va a dejar de circular, ni si en ese momento habrá algún lugar habilitado para hacerlo correctamente.
Asimismo, hay que añadir el hecho de que el coche deberá quedar señalizado para evitar accidentes, mientras que los ocupantes habrán de abandonar el coche siempre con los chalecos reflectantes reglamentarios.
Cuando un usuario compra un automóvil eléctrico siempre sobrevuela la pregunta de cuál es la autonomía de su batería. A fin de cuentas, no hay tantas estaciones de servicio para recargarla y hay que emplear más tiempo que en echar gasóil o gasolina. Es por este desconocimiento que muchos conductores carecen de experiencia en el uso de coches eléctricos, lo que les puede llevar a una situación que es muy poco recomendable. Y no solo por la posible multa o por quedarse “tirados” en la carretera, sino porque, al tratarse de coches eléctricos, hay que tener presentes otros factores:
En definitiva, conviene asegurarse muy bien de la carga de la batería y de los kilómetros que se van a recorrer para evitar estos problemas y la posible multa.