Las fuerzas de seguridad alertan cada cierto tiempo de las ‘mañas’ de los ladrones y los nuevos tipos de robo de vehículos. Así lo evidencian las cifras que maneja el Ministerio de Interior. Solo en 2023 se produjeron en España 31.000 sustracciones, un aumento de más del 17% respecto al año anterior.
Es importante tener algo en cuenta: a los ladrones no solo suele interesarles el vehículo en sí, sino también algunos componentes, considerados de alto valor. ¿El motivo? Una vez desmontadas ciertas piezas, los materiales con los que están fabricadas pueden alcanzar un precio elevado en el mercado secundario y páginas de reventa.
El ejemplo perfecto es el catalizador, el elemento más codiciado según las estadísticas de robos. Esta pequeña pieza contiene metales preciosos como el oro o el platino. Al estar ubicado en el sistema de escape del coche, generalmente debajo, se puede acceder a él fácilmente en un descuido y cortarlo en cuestión de minutos con una sierra eléctrica. Caso parecido es el de las llantas, los airbags, las pantallas táctiles, o clásicos como los neumáticos o los faros led, que, gracias a su potencia, son perfectos para iluminar plantaciones de marihuana.
Era cuestión de tiempo que los coches eléctricos y su mercado floreciente también atrajeran la atención de los amigos de lo ajeno.
Si hay un elemento que se lleva la palma en el mercado ilegal, gracias a la alta tecnología con la que está fabricado y a la relativa sencillez con la que se puede vender en portales de segunda mano, es el cable de carga. Los vehículos de combustión interna no tienen este componente, lo que obliga, por tanto, a prestar especial atención en esos momentos en los que es fácil descuidarse. La cuestión es simple para quienes buscan hacerse con uno: estos cables contienen grandes cantidades de cobre, un material muy valioso; además, cuentan con un trasformador en el interior para ajustar la carga eléctrica y la velocidad. A todos los efectos, es un ordenador en miniatura que también se puede desmontar para extraer algunos componentes.
Hablamos de cables cuyo precio puede estar entre los 500 y los 1000 euros. Otra desventaja es que muchos son universales, por lo que los ladrones tienen el camino allanado para revenderlos sin excesivos problemas en portales de segunda mano, como Wallapop. Una búsqueda rápida nos permitirá encontrar varias ofertas a precios tirados, de las que siempre conviene desconfiar.
La policía y las fuerzas de seguridad son cada vez más conscientes de la necesidad de alertar de estas formas ‘creativas’ de robo, y en esa línea hacen una recomendación básica para quienes quieran cargar un coche eléctrico con cierta seguridad.
Se trata de un paso tan sencillo como pisar el cable ligeramente con la rueda. Con solo hacer eso, podemos evitar que nos den un tirón, se lleven el conector y nos quedemos con dos palmos de narices.