¿Necesitas una hipoteca?: esta es la edad máxima en España para solicitar el préstamo al banco

La hipoteca es un producto bancario que permite al cliente recibir un dinero a cambio del compromiso de devolver dicha cantidad, junto con los correspondientes intereses, mediante pagos periódicos. La firma de hipotecas, debido a la constante subida de los tipos de interés, continúa en una caída sin freno.

La diferencia con otros préstamos es que, según apuntan desde BBVA, cuenta con una garantía adicional: el inmueble adquirido. Una de las primeras cuestiones que los bancos hacen a los clientes que acuden a solicitar una hipoteca, con el fin de comprar una vivienda, es su fecha de nacimiento. Porque sí, en este caso, la edad importa.

¿Cuál es la edad máxima para pedir una hipoteca?

En España no existe una ley que establezca cuál es la edad máxima para solicitar una hipoteca, sino que es cada banco quien fija este límite de acuerdo a su política. A la hora de pedir un préstamo hipotecario, la edad es fundamental puesto que influye de manera directa en la capacidad de endeudamiento, en el plazo de amortización, en la solvencia económica del titular y en el riesgo de impago.

Aunque no tiene carácter obligatorio, el Banco de España recomienda que el plazo de amortización de la hipoteca no supere los 30 años y que se realice el pago de la última cuota antes de que el titular cumpla los 75 años. Es decir, aconseja, como norma general, que no se solicite una hipoteca a tres décadas después de alcanzar los 45 años.

Las solicitudes, indica 'The Huffington Post', suelen reducirse desde los 56 años. Y es que, en una hipoteca a 30 años, una persona de dicha edad llevaría el préstamo a los 86 años. La única entidad financiera que ofrece la posibilidad de terminar de pagar la hipoteca siendo octogenario, subraya el citado medio, es el Banco Santander.

Factores que analiza el banco para un préstamo hipotecario

La solvencia económica del comprador es uno de los principales aspectos a tener en cuenta al contratar una hipoteca. En este punto entra en juego la capacidad de endeudamiento. Los expertos recomiendan no destinar más del 30% de los ingresos mensuales al pago de la hipoteca. Otro aspecto a tener en cuenta es la estabilidad laboral. Una persona suele contar con una mayor estabilidad entre los 35 y los 45.

Los bancos ofrecen financiación, como máximo, por hasta el 80% del valor total de tasación del inmueble. Por ello, el futuro propietario debe tener ahorrado el 20% restante junto a los gastos asociados a la compra (notaría, tasación, impuestos, etc.), que suponen entre el 10% y el 15%.

Es habitual que, a medida que una persona se hace mayor, su nivel de ahorro aumente, lo que permitirá reducir la cuantía de la hipoteca que necesita contratar para adquirir la vivienda que desea comprar.

El periodo máximo recomendado para completar la devolución de una hipoteca es de 30 años. Por lo tanto, a mayor edad, el número de años para satisfacer un préstamo hipotecario desciende. Esto significa que, aunque se conceda la financiación hipotecaria a una persona, por ejemplo, con 50 años, el plazo de amortización será como máximo de 25 años.

Ello conlleva que las cuotas mensuales sean mayores que en el caso de otro comprador más joven, que puede extender el plazo de amortización hasta el máximo recomendado de 30 años. Sin embargo, como lo habitual es que, a más edad, se cuente con más ahorros, será posible hacer frente a cuotas más altas.

Por lo tanto, los compradores más jóvenes, aunque suelen tener una situación laboral menos estable y contar con menos ahorros, tienen la posibilidad de contratar una hipoteca con un plazo de amortización más largo y disponer de cuotas mensuales más reducidas.

En cualquier caso, para comprender todos los factores clave a la hora de contratar una hipoteca, es fundamental contar con el asesoramiento de un experto como el de la entidad bancaria, que guía al futuro propietario en todo este proceso y resuelve cualquier duda que pueda surgir.