Los precios de la alimentación han sido los que más han contribuido al alza de la inflación en la zona euro durante los últimos meses. En abril, el IPC de los alimentos ha seguido siendo el más elevado en la cesta de la compra de los consumidores de la eurozona, pero las cifras muestran un cambio de tendencia. Ese mes se rompió la curva ascendente que arrancó en el último trimestre de 2021 y que ha llevado la inflación de los alimentos hasta máximos cercanos al 18% en tasa interanual, como el registrado el pasado marzo.
Frente a ese nivel, en abril la inflación de la alimentación ha llegado a descender casi tres puntos y se ha situado en el 15,1%, según los datos publicados este miércoles por Eurostat. En toda la senda alcista que han recorrido los precios en los últimos 17 meses, la subida ha sido continua. Solo se han producido dos ligerísimos retrocesos en todo este tiempo, de apenas una décima, por lo que la fuerte caída del mes pasado indicaría que la inflación de estos productos habría tocado techo en marzo y habría iniciado ya un camino descendente.
Por lo que respecta a la Unión Europea, el retroceso también habría sido de tres puntos, hasta situarse en el 16,6%.
A pesar de esta moderación, el IPC de los alimentos en la zona euro sigue siendo el doble que la tasa general, que se sitúa en el 7% tras haber repuntado una décima respecto a marzo. En sentido inverso, la inflación subyacente, la que excluye la energía, alimentos, tabaco y bebidas alcohólicas, y cuya evolución supone una importante preocupación para el Banco Central Europeo, ha experimentado también su primer descenso en nueve meses. Retrocede en abril una décima hasta el 5,6%.
El aumento de los precios de los alimentos ha mostrado una tendencia muy similar en el último año y medio en las grandes economías de la eurozona. Comenzó a subir a finales de 2021 por las tensiones en los precios energéticos y la crisis de suministros tras la pandemia; se disparó durante 2022, primero impulsada por los efectos de la guerra en Ucrania, y después por la reducción de las cosechas provocada por la sequía que azotó a buena parte de Europa el pasado año. Y tras remontar de nuevo en los primeros meses de 2023, las cifras muestran una caída importante del IPC en abril.
Esta misma desaceleración en las subidas de los alimentos se observó el mes pasado en todos los países que conforman la zona euro, salvo en Chipre, el que tiene una tasa más reducida de los veinte, y donde la inflación aumentó una décima con respecto a marzo. En el otro lado, donde más subieron los precios de la alimentación en el último año fue en Eslovaquia, con un IPC de los alimentos superior al 26%.
España, se mantiene por debajo de la media, entre el grupo de países que presentan tasas más reducidas.
A pesar del frenazo en el encarecimiento de los precios que se registró el mes pasado, la realidad es que la mayor parte de los productos básicos de la cesta de la compra presenta aun subidas muy importantes en toda la zona euro. Aumentos que, en la mayoría de los casos, están por encima del 10% en comparación con abril del pasado año.
El que presenta el incremento más importante es el azúcar, que en abril fue un 55% más caro en la eurozona respecto a ese mes de 2022, por cosechas más cortas de lo esperado. En España la subida fue algo más moderada, del 49%, pero en Alemania llegó a registrar un aumento del 72% interanual.
Tras este producto, el aceite de oliva y la leche son los artículos básicos que mantienen aumentos más destacados. El primero ha subido un 24% en la zona euro en el último año y la leche lo ha hecho casi un 23%. La subida de este último ha sido más acusada en España, cercana al 28%, por el impacto que está teniendo la sequía en los ganaderos dedicados al sector lácteo.
El pan y los cereales muestran aun encarecimientos del entorno del 15%, al igual que los huevos, que se alejan de las subidas máximas alcanzadas a finales del pasado año.
Lo que menos subió el pasado mes de abril en la zona euro fueron las frutas, un 8% más caras que un año antes, y aceites bebibles (aquellos que no son el de oliva), cuyos precios aumentaron un 5%. En ambos casos la evolución de los precios fue más positiva en España, sobre todo en el caso de los aceites, principalmente el de girasol, que es el único producto de alimentación que ya muestra bajadas. En abril los precios fueron hasta un 27% más bajos que en el mismo mes de 2022.