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Los camareros de Guipúzcoa serán los primeros de España con un convenio que regula los horarios de los profesionales de la hostelería. Los camareros, que históricamente han tenido que afrontar jornadas laborales muy largas ahora podrán fichar, y por tanto, cobrar las horas extra.
La realidad es que no resulta sencillo encontrar camareros profesionales, una de las quejas de la hostelería, incluso en zonas tan turísticas como Cádiz, pero la realidad es que mejorar las condiciones puede ser la única forma de lograr que el interés por este trabajo vuelva. Fama de duro y esclavo, ya tiene.
El nuevo convenio recoge, pues, la obligación de establecer un registro digital de la jornada laboral en empresas con cinco o más personas trabajadores y 80 horas de reducción de jornada durante la vigencia del convenio para el subsector de colectividades. Y una actualización salarial.
El acuerdo al que han llegado los hosteleros es pionero e intenta que en los bares y restaurantes las jornadas no sean eternas. Sindicatos y patronal han firmado el nuevo Convenio de la Hostelería de Gipuzkoa, que contempla una actualización salarial del 12 por ciento sobre las tablas de 2010, tras el preacuerdo alcanzado entre la patronal y el sindicato mayoritario en el sector, ELA, esta semana, tras 13 años sin marco normativo en esta actividad, en la que trabajan 17.000 personas en el territorio, así como del IPC más un tres por ciento, con un tope del seis por ciento, para cada uno de los tres años siguientes. LAB ha indicado que "en caso de que algún año se supere el tope establecido, el exceso se actualizaría en el año 2027".
En un comunicado, ELA ha destacado que, con esta firma, ha conseguido "dar un paso en la dignificación de las condiciones en el sector a sabiendas de que lo más importante será hacer seguimiento de que lo firmado se cumpla en cada uno de los centros de trabajo que afecta a esté ámbito en toda Gipuzkoa".
Asimismo, figura la obligación de negociar Planes de Igualdad en los centros de trabajo de Gipuzkoa, así como protocolos contra el acoso laboral y el acoso por razón de género o sexo y la garantía de los mismos derechos para el colectivo LGTBIQ+.
También se ha aprobado un plus de formación de 20 euros mensuales para empresas donde no se realicen planes de formación; la subrogación de la plantilla en caso de cambio de empresario; una cláusula de blindaje frente a los intentos de inaplicación de las condiciones pactadas y la creación de una categoría para el colectivo conocido como riders.
LAB ha aplaudido que este acuerdo elimina "la doble escala de condiciones laborales que existía" y se "suaviza la precariedad en un sector que necesitaba urgentemente ser regularizado". No obstante ha criticado la "falta de confrontación y movilización" del sindicato mayoritario, ELA.
Por su parte UGT también se ha sumado, "in extremis", al convenio al lograr que "se apliquen las tablas de Restauración Social Estatal al personal de colectividades" y "por responsabilidad" con los trabajadores del sector. El sindicato ha aplaudido lograr que "los trabajadores guipuzcoanos no pierdan las mejoras alcanzadas en el ámbito estatal" de Hostelería y ha recordado que el preacuerdo alcanzado entre patronal y ELA "recogía unas tablas salariales por debajo de lo pactado por UGT en el ámbito estatal".
A su juicio, "esa mejora, junto a la reducción de jornada de 15 horas en 2023 para los que trabajan en colectividades, ofertada por la patronal, supone paliar en parte la perdida de poder adquisitivo de este colectivo". Finalmente, UGT ha recordado que "esta firma se produce casualmente cuando próximamente se llevarán a cabo elecciones sindicales en una de las principales empresas de colectividades que opera en el territorio" y ha exigido a los sindicatos que ostentan las mayorías en las mesas de negociación "una postura responsable en las mismas y no dejar convenios sin firmar durante décadas, por intereses propios".
Un sector, por cierto, el de la hostelería que está viviendo un año increíble. Como el del turismo, los dos están viviendo el año de la recuperación tras la pandemia. Una muestra de ello, es que esta Semana Santa hemos gastado con las tarjetas de crédito en ocio y restaurantes hasta un 23 por ciento más que el año pasado. En cuanto al gasto en hoteles o agencias de viajes, se ha disparado un quince por ciento. Unos datos que reflejan que las ganas de viajar están pudiendo con la inflación.