El desempleo es el tercer problema que señalan los españoles cuando les preguntan por la situación económica del país. Un 22% declara estar preocupado por este asunto frente al 10% de la media europea, según el último Eurobarómetro. Sin embargo, la tendencia ha mejorado: hace un año el paro ocupada el segundo lugar y ahora está en el tercero.
Coincide que en este tiempo hemos asistido a un cambio bastante notable en el mercado laboral. "En marzo hemos visto los mejores datos de empleo de las últimas dos décadas y el mayor descenso del paro en quince años", resumía el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, desde Chipre. "Desde la prudencia, son excelentes datos".
Tras la reforma laboral de 2021 pactada con sindicatos y empresarios --y que recordamos se convalidó en el Congreso porque un diputado popular se equivocó al votar-- se han constatado alteraciones muy relevantes. Algunos expertos apuntan a que había otras tendencias que venían de más atrás. Por ejemplo, las medidas de flexibilidad interna que se activaron en la pandemia están variando la propensión que tenía el mercado de trabajo a gestionar de forma preventiva --vía despidos-- las posibles dificultades económicas. Una muestra de esto es que la creación de empleo se ha mantenido fuerte a pesar de la guerra o de las tensiones inflacionistas. Así que el mercado laboral es, sin lugar a dudas, uno de los lugares donde se concentran los mayores cambios estructurales que ahora el Gobierno trata de calibrar.
España no había tenido nunca tantos afiliados a la Seguridad Social: 20,37 millones de trabajadores. El número de desempleados registrados en las oficinas del SEPE se sitúa en su nivel más bajo para un mes de marzo desde el año 2008, justo antes de que estallara la crisis financiera. ¿Ha cambiado tanto el mercado laboral? ¿Estamos ante un nuevo patrón de comportamiento? Las preguntas son recurrentes y ya van llegando algunos datos para el análisis. Ninguno todavía concluyente: hace falta más tiempo para poder conocer el alcance de los cambios.
Una radiografía del último mes de marzo con el mismo periodo del año 2019 antes de la pandemia puede ayudar a empezar a centrar un poco el debate. Uno de los principales objetivos de la reforma laboral era reducir la precariedad y la temporalidad. Veamos cómo ha cambiado esta imagen en la contratación.
Además de esta caída tan abultada de los contratos temporales, la propia contratación indefinida también ha vivido una transformación.
La modalidad que más ha crecido en porcentaje ha sido la de fijos discontinuos. Personas que trabajan de manera intermitente y que cuando no están empleadas tampoco figuran como parados. Esto se ha contabilizado así siempre. El Gobierno no ha alterado la estadística de ninguna manera. Lo que ocurre es que ahora, al ser más numerosos, surgen más preguntas sobre ellos: ¿Cuántos fijos discontinuos están desactivados cada mes? En el ministerio de Trabajo llevan meses trabajando para dar estos datos desglosados "de forma precisa y depurada".
Lo que sí sabemos por las cifras de afiliación a la Seguridad Social es que estos trabajadores fijos discontinuos activados superaban los 900.000 este mes de marzo y que, claramente, la reforma laboral ha disparado su uso. Ahora representan algo más del 6% de todas las personas con un contrato indefinido, el doble que en 2019.
En una respuesta parlamentaria a una senadora del PP, el ministerio comunicó que en diciembre de 2022 había 443.078 demandantes de empleo excluidos del paro registrado por ser fijos discontinuos. Resumido: si hay más de estos contratos y resulta que cuando no trabajan tampoco cuentan de cara a las cifras de paro... ¿Representan las cifras de desempleo que conocemos mes a mes la realidad de lo que queremos medir? La autoridad fiscal independiente, AIReF, planteó este debate hace unos días y se montó un lío.
Dado que el mercado laboral está cambiando en su composición, la AIReF opina que quizá habría que repensar algunos indicadores como el del paro. No dice que esté mal calculado, sino que a lo mejor ha quedado superado por la realidad.
Además de tener más fijos discontinuos, también hay un 41% más de trabajadores a tiempo parcial que en 2019. ¿Todos realmente quieren trabajar a media jornada o no les queda otro remedio? Tampoco figuran en las estadísticas las personas desanimadas en la búsqueda (esto es así por definición, no porque lo decida el Gobierno de turno). La AIReF considera que sería relevante tener en cuenta indicadores que recogen esta "infrautilización del trabajo". Ellos han calculado que hay un 18% de trabajadores que podrían estar infrautilizados.
Se trata de un debate técnico, sobre cuál sería el mejor indicador para seguirle la pista al desempleo en este nuevo mercado laboral. Algunos, como el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, han aprovechado la reflexión de la AIReF para sembrar dudas sobre las cifras oficiales y pedir al Gobierno que "aclare la divergencia".
“En ningún momento hemos cuestionado las estadísticas de empleo”, respondió en un comunicado la autoridad fiscal independiente para disipar las dudas. "La AIReF no tiene ningún interés en entrar en controversia con ningún organismo público o privado, pero no puede aceptar que se falte a la verdad sobre sus trabajos y manifestaciones".
Todo este “cambio cultural” que, según el Gobierno, está experimentando el mercado laboral gracias a la reforma se refleja también en otros aspectos que muestran mejoras en la calidad del empleo.
Uno de ellos tiene que ver con el crecimiento de sectores de alto valor añadido, ya que uno de cada cuatro empleos se está generando ahora en dos grupos que destacan por su alta productividad: el de informática y telecomunicaciones, y el de las actividades profesionales científicas y técnicas.
El segundo aspecto que muestra variaciones positivas es el de la duración media de los contratos. Entre los que han finalizado en el primer trimestre de este año, han durado 47 días más que en el mismo periodo de 2019.