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Conseguir un resultado negativo o que sea la cantidad menor para pagar es el objetivo de todos los contribuyentes en la declaración de la renta, y para ello tiene un papel fundamental las deducciones, cuantías que restamos de la base liquidable y que dan lugar a pagos menores. “La variabilidad es enorme, y por ello es fundamental tener un conocimiento de todas las posibilidades”, señala Antonio Gallardo, experto financiero de Banqmi.
También llamadas reducciones, es la cuantía íntegra que se resta de la base imponible (ingresos a declarar) como las aportaciones a productos de ahorro (planes de pensiones, planes de previsión asegurados, seguros de dependencia, etc.) y pensiones compensatorias y alimenticias.
Es un clásico de las deducciones, aunque en el más común, los planes de pensiones individuales han visto reducir de forma importante las cantidades desde el año 2021. En ese ejercicio pasó a solo deducir por 2.000 euros, pero actualmente, para la declaración del 2022 la aportación máxima de deducción es de 1.500 euros.
La aportación para los planes de pensiones de empleo sí se mantiene, y alcanza hasta los 8.500 euros.
La deducción por vivienda es también de la más relevantes, aunque hay que tener en cuenta que la principal por la que se beneficiaron millones de contribuyentes, la deducción por compra de vivienda habitual es cada vez menor porque solo cubre adquisiciones anteriores al 1 de enero de 2013.
Si está en ese caso podrá deducir hasta un 15% del gasto en la vivienda habitual con una base máxima de 9.040 euros, por declaración; es decir, si hace declaración individual y son dos propietarios cada contribuyente aplicará estos límites. “Además, existen deducciones autonómicas, aunque estas se suelen centrar en determinados colectivos como vivienda joven o si se compran en zonas rurales”, destaca Antonio Gallardo.
Es importante destacar las deducciones actuales por rehabilitación de vivienda si se centran en mejora energética:
· 60% del gasto en mejora de la eficiencia energética del edificio con una reducción del consumo de energía primaria no renovable, referida a la certificación energética, de un 30% como mínimo, o bien, la mejora de la calificación energética del edificio para obtener una clase energética “A” o “B”.
· 40% de lo invertido en rehabilitación si se dirige a mejora en el consumo de energía primaria no renovable en vivienda habitual o destinada al alquiler.
· 20% de las obras realizadas con objetivo de la demanda de calefacción y refrigeración, consiguiendo un ahorro de al menos de un 7%.
Al igual que la vivienda, la general está extinta, por lo que solo se puede aplicar para los contratos de arrendamiento anteriores al 1 de enero de 2015. “En el caso de contratos posteriores tendrá que acogerse a las deducciones autonómicas con distintas cuantías y supuestos, de nuevo siendo especialmente general para los jóvenes”, apunta Gallardo.
Muchas veces pasan desapercibidas pero su cuantía es importante, ya que alcanza hasta un 80% de los primeros 150 euros, que se reduce hasta el 40% si esta es continua, se ha donado dos ejercicios anteriores, y del 35% para el resto de los casos.
Es otro de los grupos principales, entre las que destaca:
· 1.200 euros anuales para las madres trabajadoras con hijos de menos de 3 años, siempre que coticen a la Seguridad Social.
· 1.200 euros anuales en familias numerosas generales (3 hijos) incrementándose en 600 euros por hijo adicional.
Las cuotas aportadas si eres afiliado a un partido político se pueden deducir en un 20% con un máximo de 600 euros al año.
Si es para sindicatos se sitúa entre un 20% y 35% de las cuotas, que se aplican además sin ningún límite. Y, por último, en caso de pertenecer a un colegio profesional se puede deducir hasta un máximo de 500 euros.
Por último, destacan las deducciones autonómicas que son de todo tipo, desde libros de texto a gastos médicos. Como cada comunidad autónoma tiene sus propias deducciones es importante consultar cada una de ellas para no perder ninguna opción de deducción.