Acuerdo histórico del gobierno con la Iglesia tras más de 40 años. El objetivo es acabar con los privilegios fiscales, según ha explicado el ministro de la Presidencia Félix Bolaños.
La Iglesia aceptará pagar dos impuestos que hasta ahora no abonaba: el de contribuciones especiales y el de construcciones, obras e instalaciones, aunque la joya de la corona, el IBI, seguirá sin pagarlo.
Lo que sí empezará a pagar supondrá el ingreso de 16 millones de euros al año a las arcas municipales, que son los que recaudan estos impuestos. El ala socialista del Gobierno muestra su satisfacción por el acuerdo alcanzado, aunque para Unidas Podemos es insuficiente, pero para los socialistas tal como quedan las cosas se acaba con los privilegios porque la Iglesia va a pagar los mismos impuestos que cualquier entidad sin ánimo de lucro.
La Iglesia seguirá sin pagar por sus inmuebles tributos tan importantes como el impuesto de bienes inmuebles (IBI), el de sucesiones, donaciones y transmisiones patrimoniales, sociedades o los de donaciones y limosnas, tal y como acordó el Estado con la Santa Sede en 1979.