Las personas de 30 a 50 años son históricamente las que tienen mayor protagonismo dentro del mercado laboral. Hace apenas 10 años. casi seis de cada 10 ocupados se encontraba en ese rango de edad. Pero el envejecimiento de la población está provocando que su peso en la fuerza de trabajo nacional se esté reduciendo.
El relevo lo están tomando los mayores de 50 años. Según las medias anuales de la Encuesta de Población Activa (EPA) el 33,4% de las personas activas en 2022 tenía 50 o más años. Hace una década este porcentaje era 10 puntos menor.
Por el contrario, los menores de 30 años suponen algo menos del 16% de la población activa actual, frente a más del 26% en 2006.
Y entre medias, encontramos la principal fuerza laboral: las personas de 30 a 50 años. En 2012 suponían casi el 58% del total de la población activa. En 2022 menos del 51%. Y con una clara propensión a la baja en los últimos años.
Para Raúl Mínguez, director del servicio de Estudios de Cámara de España, esta tendencia se ha producido sobre todo por “el descenso de la población activa nacional (españoles) en ese tramo de edad”, ya que “la población inmigrante en dicho tramo de edad se ha mantenido estable en la serie histórica reciente”.
En valores absolutos estaríamos hablando que, de un total de 23,4 millones de activos de media en 2022:
En 2012 había también 23,4 millones de activos. Pero de ellos 13,5 millones tenían entre 30 y 50 años, apenas 5,5 millones eran mayores y 4,4 millones eran jóvenes. Una estructura muy diferente a la actual.
Si en lugar de población activa tomamos como referencia los datos de ocupados de la EPA que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE) los porcentajes varían, pero las tendencias son similares.
Los menores de 30 años suponen el 14% del total de ocupados, frente al 24% del año 2006. Los trabajadores de 30 a 50 representan el 52%, cuando hace 10 años eran el 60%. Y los mayores de esa edad son ya el 34% del total, 10 puntos más que en 2010.
En número de personas, en 2022 había 10,5 millones de ocupados con edades entre 30 y 50 años sobre un total de 20,4 millones. En 2012 prácticamente los mismos, aunque el empleo total era muy inferior: 17,6 millones.
Por el contrario, el número de ocupados mayores de 50 años se ha disparado en estos 10 años de 4,5 millones a casi siete millones.
Paralelamente a esta reducción de la población activa y de los ocupados de 30 a 50 años, los parados de esas mismas edades han experimentado una fuerte caída. El proceso de recuperación del empleo tras la crisis ha tenido mucho que ver con este descenso.
Especialmente llamativa resulta la caída de los parados que habían trabajado anteriormente, que sin duda refleja mejor la evolución de las personas que quieren mantenerse dentro del mercado de trabajo.
En 2022 las personas en paro de 30 a 50 años representaban menos del 46% del total de parados con experiencia previa. Hace 10 años suponían cerca del 56%.
Para el director del servicio de Estudios de Cámara de España “una parte de los trabajadores españoles en situación de desempleo no buscan una oportunidad laboral de forma activa, por lo que dejan de ubicarse en el grupo de desempleados y se convierten en población inactiva”.
Esta dinámica, añade Mínguez, “podría haberse acentuado como consecuencia de la crisis del coronavirus”. Así, en 2020 la disminución de la población activa total fue del 1,3%, mientras que para el grupo de 30 a 50 años la caída fue del 4,0%.
En el año 2022 los datos de media anual de la EPA reflejan que el número de parados con experiencia laboral previa cayó hasta 1,2 millones, su mínimo desde 2008.
Javier Blasco, director de The Adecco Group Institute, apunta que este descenso de desempleados con experiencia “responde a la enorme tensión que padece el mercado de trabajo en España, con más de 3,4 millones de parados, pero aún con decenas de miles de vacantes”.
En su opinión, la evolución de los parados de 30 a 50 años “demuestra que la crisis de 2007-2009 fue distinta a la actual. Entonces salieron del empleo miles de personas, muchas del sector de la construcción, y de edades más senior”. Y añade que desde 2013 el mercado de trabajo “viene penalizando sobre todo a los colectivos más jóvenes, minimizándose en la franja entre 30 y 50”.
Para Mínguez, la evolución a la baja de los parados con experiencia “podría deberse a una serie de factores, como la falta de incentivos para abordar una búsqueda activa de empleo (por ejemplo, debido al esquema de incentivos laborales o fiscales; a las dificultades para la transición desde el sistema educativo al mercado de trabajo, etc.)”.
Aunque el descenso a mínimos desde 2008 de los parados que han trabajado anteriormente es una buena noticia, su relación con la caída de la población activa no es tan positiva. Y menos aún si se tiene en cuenta que está reducción está teniendo su mayor incidencia en el grupo de 30 a 50 años.
En la actualidad, de cada tres personas activas, una tiene más de 50 años. Y la llegada a las edades de jubilación de las cohortes nacidas durante el baby boom va a incrementar aún más el peso de los mayores sobre el mercado laboral.
Esperemos que los jóvenes y las personas de edades medias actualmente inactivos encuentren alicientes para buscar activamente empleo, se incorporen al mercado laboral y contribuyan así a rejuvenecerlo. O al menos a frenar o ralentizar su envejecimiento.