Con la última reforma laboral aprobada por el Gobierno entraban a combate nuevos tipos de contrato, como el contrato fijo discontinuo. Además, se suprimieron del ordenamiento los contratos de obra y servicio. Esto es independiente de la jornada de trabajo del empleado, la cual debe estar fijada en el contrato, indicándose el tipo de jornada y el número de horas totales -ya sea semanales, mensuales o anuales- que deberá trabajar el contratado.
Como señala el Estatuto de los Trabajadores, la duración máxima de la jornada laboral no podrá exceder de las 40 horas/semanas o la que, en su caso, establezca el convenio colectivo de aplicación. Un contrato a media jornada, por ende, será aquel en el que se dicte que el trabajador estará al servicio de la empresa menos tiempo del que señala una jornada ordinaria (a tiempo completo).
Dicho de otra manera, si la jornada ordinaria (completa) es de 40 horas/semanales, el contrato a tiempo parcial será aquel que recoja una jornada semanal inferior, ya sean 39,5 horas/semanales o menos, tal y como se recoge en el artículo 12 del Estatuto de los Trabajadores. Debe señalarse que la norma estatutaria indica que todos los trabajadores, ya tengan un contrato a tiempo completo, ya sea a tiempo parcial, tienen los mismos derechos.
El horario firmado debe respetarse en todo momento, por lo que solo se podrá superar las horas del mismo cuando esté pactada la posibilidad de realizar horas extras, siempre que el contrato contemple una jornada no inferior a 10 horas/semanales. Pacto que se puede contemplar en el contrato de trabajo o con posterioridad pero que debe constar por escrito.
En principio se prevé un máximo de un 30% más en horas complementarias, que pueden ampliarse del 30 al 60% por convenio colectivo, y que se abonarán, como mínimo, igual que la hora pactada/ordinaria. Estas deben ser avisadas con al menos 3 días de antelación, y el trabajador puede renuncias a dicho pacto con un preaviso de 15 días siempre que ocurran algunos de los siguientes supuestos: necesidades familiares, necesidades de formación o incompatibilidad con otro trabajo a tiempo parcial.
Un trabajador tiene dos tipos de costes fijos en la empresa, por un lado el se encuentra el salario bruto del trabajador, que con la subida del Salario Mínimo Interprofesional parte de los 1080 euros, pero que al estar a media jornada sería de 630 euros brutos. y las cotizaciones que la abona tiene que asumir por tener un trabajador, que abarca las contingencias comunes, las profesionales y otros conceptos como formación y desempleo.
En total, con todos los costes derivados de la Seguridad Social, el empresario debería abonar 208,845 euros por el coste total de las cotizaciones. A esta cifra habría que sumar los pagos también a la Seguridad Social que hace la empresa de la nómina del trabajador, 40,95 €. En total, sale un cómputo de 249,80 euros por un trabajador a media jornada con el SMI.