"La compra de mi casa ya refleja esa bajada de los precios". La realidad personal que describía este miércoles la mismísima vicepresidenta económica, Nadia Calviño, la corroboraba la titular de Hacienda. María Jesús Montero ha explicado este jueves que ella también hace la compra personalmente los fines de semana y "sin duda" ha notado la rebaja del IVA que entró en vigor el 1 de enero. Los datos concretos de la evolución de la inflación en enero no se conocerán hasta el día 15. Sin embargo, hay señales que apuntan a que queda recorrido al alza en los próximos meses.
Los precios industriales asociados a los alimentos mantienen su tendencia alcista. En diciembre subían al 20,5% en tasa interanual. "Este dato indica que la inflación sería todavía persistente en este tipo de bienes", explica un economista. Pensemos en todos los procesos industriales asociados al procesado de carne, pescado, aceite, productos lácteos, zumos, panadería, azúcar, cereales, pasta...
Son estas actividades donde los precios de fábrica que reportan las empresas siguen subiendo y manteniéndose en tasas elevadas. El indicador de la industria de alimentos sirve de guía para saber qué pasará en los próximos meses con el IPC de estos productos --el precio que pagan al final los consumidores--. La señal es alcista. A cierre de diciembre la inflación de los alimentos estaba rozando el 16% frente al 20,5% de los procesos industriales.
El encarecimiento de los procesos industriales es más acusado en algunos bienes concretos. Sigue sin atisbo de romper la tendencia alcista en el caso del aceite, la leche, elaboración de especias, salsas y condimentos, galletas, almidón, quesos, margarina, zumos... En todos estos casos la variación mensual de precios aumentó en diciembre respecto a noviembre. Esto quiere decir que todavía no han llegado a repercutir toda la subida en el precio final que paga el consumidor en el supermercado.
El traslado del encarecimiento de los costes --fertilizantes, carburantes, piensos, electricidad-- en el sector primario lleva cierto retraso. Por eso organismos como el Banco Central Europeo y el Banco de España ya pronosticaban esta tendencia al arrancar 2023. Uno de los motivos por los que se piensa que la inflación será todavía persistente este año tiene que ver con estas dinámicas en el sector primario.
"Todavía no se ha completado del todo la transmisión de costes a los precios de venta. Los indicadores de procesos industriales muestran una clara tendencia alcista. Vamos a ver una traslación de los precios industriales a los precios de los alimentos y eso contribuye a la inflación que esperamos en 2023", explicaba Ángel Gavilán, director general de la Dirección General de Economía y Estadística hace un par de meses.
"He visto que en aquellos productos donde ha bajado el IVA, han bajado los precios", aseguraba Calviño. El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, defendía esta idea hace unos días. Los datos que estaban recibiendo de las cadenas de distribución es que la rebaja del IVA se estaba trasladando a los precios.
El Gobierno tomó la decisión de reducir el IVA para muchos alimentos básicos --no todos-- en un momento en el que los precios todavía no han tocado techo. Es por este motivo por el que será complicado observar caídas considerables, a pesar de que la experiencia personal de dos ministras indique lo contrario.
En el resto de países europeos se registra una tendencia muy similar: la cesta de la compra se ha encarecido en todas partes y de hecho en España la media del IPC de alimentos se sitúa por debajo de la de la zona euro. En Alemania la comida ha subido mucho más.
Con la excepción de los alimentos, el indicador general de precios industriales sí que apunta a una moderación. La tasa interanual ha caído del 47% de marzo al 14% de diciembre. La gráfica es bastante ilustrativa de la corrección. En variación mensual lleva desde octubre en terreno negativo.
Este dato recoge la evolución de los precios de fábrica de productos como motores, muebles, coches, calzado, productos farmacéuticos, cemento, azulejos... En este caso parece que el peor momento de la inflación ya quedó atrás. Se espera que en unos meses se termine reflejando en los bienes que componen el IPC y contribuyan a moderar la elevada tasa de inflación subyacente (la que no incluye alimentos frescos ni carburantes), en el 7,5% en enero.
Así que habrá varias fuerzas en marcha en los próximos meses: productos que contribuirán a reducir la inflación y productos como los alimentos que, seguramente, seguirán remando en la dirección contraria.