El concepto instantáneo, para la mayoría de los mortales, viene asociado a productos como café, sopa, fotografía... Pero resulta que también existe un indicador llamado: 'inflación instantánea'. El economista belga, Jan Eeckhout, investigador de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, lo ha calculado y no se parece mucho al dato, digamos 'normal'. Es mucho más bajo. En la zona euro la inflación instantánea rondaría el 4% al finalizar diciembre en lugar del 9,6%. "No creo que la gente se haya dado cuenta, pero la inflación alta ya se ha acabado", asegura este profesor.
Claro, decir esto cuando todavía nos estamos echando las manos a la cabeza con los precios que vemos es ir muy a contracorriente. Sin embargo, en el microcosmos de Twitter en el que se mueven los economistas, la idea de Eeckhout ha hecho pensar a unos cuantos. ¿Y si resulta que lo estamos enfocando mal? Hasta el premio Nobel de Economía, Paul Krugman, ha entrado en el debate. Respuesta: sí, parece que por lo menos hay que repensar un poco.
La clave está en cómo se mide la inflación. Los políticos, analistas y banqueros centrales hablan siempre de tasas interanuales: la media de los últimos doce meses. ¿Cuál es el problema? Que si hay mucha volatilidad, ese promedio deja de ser representativo del momento actual. Eso es lo que está pasando ahora, argumenta Eeckhout, y por eso hay que aplicar una especie de filtro, quitarle peso a los datos del pasado y observar la inflación instantánea.
La idea aplicada al caso español daría un IPC muy cera del 0% en lugar del 5,7%, según los cálculos de Manuel Alejandro Hidalgo, profesor de economía de la Universidad Pablo Olavide e investigador de EsadeEcPol. En el caso de la subyacente, sin alimentos frescos ni productos energéticos, sería del 3% frente al 7% que arroja su tasa interanual.
"La inflación instantánea nos sirve para saber en qué situación estamos y saber lo qué nos espera", explica Hidalgo. "Metodológicamente está muy afinado. La idea de Eeckhout es muy simple y ahí reside su belleza".
Aplicada al caso de Estados Unidos, en lugar de hablar de una inflación en el 6,5%, la instantánea indicaría que ya se está en el 2%.
¿Cómo se hace? Básicamente consiste en hacer que lo más reciente importe más frente a lo lejano para calcular la inflación del momento. Al hacer eso, lógicamente, la variación que sale ahora es más baja porque los precios han iniciado su senda descendiente en los últimos meses.
"Cuando vi que en enero se publicaban los datos de cierre de 2022 pensé: la gente se está engañando mirando datos inflación de hace seis meses. No tiene sentido. Así que decidí escribir el paper aprovechando las horas de vuelo", explica Eeckhout al otro lado del teléfono desde Washington DC, donde ha acudido a una conferencia.
"Los bancos centrales no están mirando este indicador y yo creo que deberían calcularlo y publicarlo", defiende este investigador. "Si los precios son estables, no pasa nada. Pero si están cambiando rápidamente, subiendo y bajando, entonces sí". La tasa interanual está contaminada por las subidas de hace unos meses y no recoge bien la tendencia de retroceso actual.
Los ecos de la discusión han llegado a los bancos centrales, donde alguno ha mostrado interés en replicar el ejercicio y observar qué dice la inflación instantánea. "No estoy familiarizado con la metodología. Puede que según para qué cosas tenga sentido y no tanto para otras", responde fuentes en el sector financiero.
Durante años los economistas no han tenido que depurar nada de las estadísticas de precios porque la inflación era tan estable que la versión instantánea y la de los últimos doce meses eran hermanas gemelas. Ahora la diferencia entre ambas es importante y relevante. En el caso de los alimentos todavía estaríamos en niveles altos aplicando el filtro. Pero en el índice general, en la zona estaríamos cerca del 4%.
"El dato mensual de la inflación en la eurozona fue negativo y la inflación instantánea está cayendo rápidamente. Todavía no ha alcanzado el 2% (está más cerca del 4%), pero es sustancialmente más baja que la medida de inflación convencional, que está en el 9,2%", explica Eeckhout.
De nuevo, ¿qué implicaciones puede tener este enfoque? Los banqueros centrales llevan meses repitiendo que el incremento de la inflación sigue siendo muy elevado y eso les obliga a seguir aumentando el precio del dinero. En la zona euro nos falta por ver, casi seguro, dos incrementos más de tipos de 50 puntos básicos cada uno: del 2,5% al 3,5%. La idea de Eeckhout puede servir para entender mejor lo que está ocurriendo y, por lo tanto, tomar mejores decisiones.
"Los modelos que utilizan los bancos centrales para monitorizar la evolución de los precios y hacer previsiones sobre el futuro están basados en series históricas y quizá no tengan en cuenta que la inflación está cayendo más deprisa que en el pasado. Por eso el modelo no te puede ayudar sobre lo que estamos viviendo si no lo interpretas de manera más inteligente. Eso es lo que hace Eeckhout", explica un economista.
"Es verdad que los banqueros centrales no miran la inflación en tiempo real para decidir si suben o bajan los tipos de interés. En lo que se fijan es en el futuro". En su última reunión el Banco Central Europeo (BCE) empeoró mucho ese horizonte. "La cuestión es hasta qué punto esa evolución que prevé el banco central tiene en cuenta la fuerte volatilidad del pasado y que los shocks parecen ser más transitorios de lo que ellos pronostican", argumentan fuentes del sector financiero.
Hidalgo no considera que los recálculos nos dejen en una situación en la que se pueda aflojar con los tipos de interés. "El BCE empezó a mover ficha tarde y estamos en una situación muy volátil. A lo mejor ya hemos conseguido volver a un crecimiento del 2% de los precios y no nos hemos enterado. Pero hay que asegurarse, como en las películas, de que el bicho no se va a levantar y te va a dar un susto. Hay que cerciorarse de que te has cargado la monstruo".