Los medios de pago son cada vez más sofisticados y tecnológicos: usamos tarjetas de crédito y también nuestros móviles, y por eso también es más sencillo que nos roben los datos bancarios. Esto es fruto del auge de la ciberdelincuencia: los delitos traspasan fronteras y encuentran en el entorno telemático un caldo de cultivo perfecto para engañarnos, especialmente cuando no tomamos precauciones o no contamos con grandes conocimientos en materia de nuevas tecnologías. Si quieres saber cómo actuar en estos casos, toma nota de qué hacer ante el robo de datos bancarios.
Una de las prácticas más comunes es suplantar la identidad de los bancos para robar datos personales relacionados con nuestra actividad económica. Lo más frecuente es que recibas un email o mensaje supuestamente procedente de una empresa conocida de la que puede que ya seas cliente, como tu banco (o cualquier otro), pero también instituciones como Hacienda, la Seguridad Social... o incluso Loterías y Apuestas del Estado.
Si recibes un correo sospechoso pidiéndote información personal (datos propios, número de cuenta, datos sobre tu tarjeta de débito o de crédito...) ten mucho cuidado y, ante la duda, llama a la empresa de que se trate para no compartir ninguna información que pueda comprometerte. El resultado puede ser nefasto: que te den de alta en servicios o empresas sin tu consentimiento, que comiences a recibir cobros de suministros ajenos, que se realicen transferencias o compras a tu nombre con tus productos bancarios...
Normalmente estos correos suelen estar mal diseñados e incluso contener faltas de ortografía, lo que facilita su identificación, pero no siempre es así. Un truco consiste en fijarte en la dirección de correo de la que procede y, en concreto, en su extensión. Si el correo procede de la empresa, no debería tener un nombre o extensión extraño, y esto suele ser lo habitual.
Cuando sea demasiado tarde, contacta con la Policía o con la Guardia Civil, así como con tu banco, para que se tomen medidas como bloquear tus cuentas y tarjetas, y tratar de localizar a los ciberdelincuentes. También debes cambiar tus contraseñas lo antes posible y elegir claves complicadas que no estén relacionadas con tus datos personales (fecha de nacimiento, etc.).
Otro caso frecuente son los pagos no autorizados con tu tarjeta. El origen de este uso fraudulento puede ser variado: duplicación, robo o extravío de la tarjeta son los mas frecuentes. Además, al realizar compras online también es posible caer en la trampa de webs falsas que imitan a las originales: al realizar el pago, lo normal es que no solo pierdas esa cantidad (porque nunca recibirás el objeto de tu compra), sino que se utilicen tus datos para realizar nuevos cargos en tu cuenta bancaria.
Sea cual sea el caso, el primer paso es siempre bloquear o anular la tarjeta: llama a tu banco por teléfono o utiliza la propia app para realizar este bloqueo, y comunícate con el departamento que se encargue de la seguridad de tus productos para gestionar la incidencia. La consecuencia será que no puedas usar tu tarjeta y que deba emitirse una nueva. Mientas tanto, lo normal será que tu banco te ofrecerá opciones para sacar dinero en cajeros a través de otras vías de identificación.
Además, deberás reclamar a tu banco la devolución de las cantidades que hayan desaparecido de tu cuenta, algo que será posible siempre que el problema parta de una brecha de seguridad de la propia entidad. Por ejemplo, tal y como explica ING, si duplican tu tarjeta, y así se verifica, pero no lo descubres hasta que no ves los cargos en tu cuenta, el banco te devolverá el importe total de la operación (salvo negligencia grave del titular). En cambio, si te roban la tarjeta o la pierdes, serás el responsable de los gastos realizados hasta que lo comuniques, con un máximo de 150 euros (de nuevo, salvo negligencia grave del titular).
Por eso, otra de las cosas que deberás hacer en ciertos casos es denunciar en comisaría. De esta forma, ayudarás a perseguir a los delincuentes responsables del fraude. Al hacerlo, facilita toda la información posible para que pueda rastrearse cualquier pista.
A modo preventivo, cuando realices compras por Internet, intenta hacerlo siempre en sitios seguros (presta atención a la dirección URL y fíjate en que comience siempre por HTTPS), verifica la pasarela de pago y sus sellos, y ten cuidado con las ofertas sospechosas. Comprobar la política de devoluciones es otro consejo clave, así como la información legal de la web.
En cuanto a tus compras en la calle, evita a toda costa que se lleven tu tarjeta en cualquier establecimiento para pagar con ella por "falta de cobertura del datáfono" o similares: siempre debes estar presente cuando se realice un pago para evitar duplicados de tarjeta.