Los últimos meses han estado marcados por una auténtica escalada de precios que parece no tocar a su fin. Son muchos los productos afectados y se podría decir que prácticamente todo nuestro consumo se encuentra condicionado por estos nuevos precios, aunque algunas áreas nos duelen más que otras porque precisamente resultan menos prescindibles. Es el caso de la luz, del gas... y del combustible que usamos al desplazarnos.
Aunque siempre existen alternativas de ahorro, si no tenemos más remedio que usar nuestro coche para desplazarnos, es posible que nos veamos tentados por ofertas y precios 'low cost'. Sin embargo, conviene tener cuidado: muchas veces un precio muy económico puede esconder una mala calidad o un combustible de venta ilegal. Toma nota de cómo evitar estafas al llenar el depósito de tu coche.
Cuando la economía aprieta, es normal que busquemos alternativas baratas para evitar gastar con tanta alegría. Por eso muchos nos decantamos por gasolineras 'low cost', algo que no tiene nada de malo si lo único que nos ahorramos es el coste de los servicios complementarios de los que no disponemos en estos espacios. Hay que tener claro que este tipo de negocio es perfectamente legal: su lógica consiste en reducir servicios accesorios para que el precio del combustible sea lo más ajustado posible, siguiendo el mismo patrón que una compañía de avión de bajo coste o cualquier otro negocio tipo 'Ikea'. La reforma de la Ley de Hidrocarburos de 2013 abrió el negocio de la comercialización de combustibles al público general, terminando con el control en exclusiva por parte de petroleras y grandes cadenas de distribución.
Lo que sí debes evitar a toda costa es el uso de combustible adulterado (ya que podrías dañar tu vehículo, incluso de forma permanente) o el uso de combustible ilegal, por el que no se han pagado impuestos. En el primer caso, se trata de carburantes mezclados con otros productos, como agua, aceite o alquitrán. Esto provoca, en el mejor de los casos, un menor rendimiento del combustible y en el peor de los casos, daños irreversibles en tu coche y una mayor contaminación. Entre otras cosas, es frecuente la aparición de hollín en distintas áreas clave del vehículo debido a que estos carburantes son menos refinados.
En el segundo caso, el combustible ilegal es obtenido de forma ilícita 'pinchando' en oleoductos y transportando el carburante en embarcaciones y/o transporte por tierra, también de forma ilegal. Se trata de productos por los que no se han pagado impuestos, tal y como recuerda Fabián Torres, director de desarrollo de negocio de SICPA, empresa suiza especializada en sistemas antifraude. Esta práctica, asegura el experto, es más frecuente dentro de España en áreas del sur, como Huelva, Sevilla o Cádiz. También es frecuente vender como gasóleo 'normal' el gasóleo agrícola, más económico porque está subvencionado por el Estado, pero solo para uso de agricultores y ganaderos. Esta práctica también sería ilegal, a pesar de que sí se hayan pagado impuestos.
En cuanto a cómo evitar este tipo de fraudes, la realidad es que puede ocurrirte en prácticamente cualquier lugar, por lo que la mejor forma de prevenir es evitar las ofertas sospechosas. Tal y como explica Torres, "para evitar fraudes, contamos con unas moléculas que se denominan ‘marcadores’ que se colocan en proporciones de partes por millón en los oleoductos o en los camiones cisterna o en los jumbo-tankspara detectar el tipo de combustible que se transporta y la calidad de este". Los marcadores son invisibles, inoloros e imposibles de sustituir. Además, están adaptados a todos los tipos de hidrocarburos y no perjudican al motor ni al medio ambiente. Así, empresas como SICPA pueden analizar las muestras de combustible desde laboratorios portátiles que se transportan cómodamente en un vehículo. Gracias a esto se puede detectar si el combustible que se está vendiendo es gasolina cien por cien.