La inflación hace temer a los españoles no poder pagar sus facturas. De hecho, un 79% afirma que usará menos la calefacción este invierno, según el estudio 'Diseccionando la inflación en España' de la entidad de seguros, asistencia y gestión de activos financieros AXA Partners. Pero, con la bajada de temperaturas, será inevitable encenderla. En este contexto, muchos buscan fórmulas de ahorro y eficiencia energética.
Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), una institución que se dedica a la divulgación sobre la eficiencia energética citado por 'Computer Hoy', la temperatura ideal para muchos (porque la sensación térmica no es igual para todo el mundo) sería entre los 20 y 21 °C durante el día y entre los 15 y los 17 °C durante la noche.
De hecho, la OCU aconseja los mismos grados, unos 20ºC en invierno, para ahorrar en la factura y descender el termostato por la noche o cuando no estés en casa.
“Bajando la calefacción a 16º C durante la noche puedes consumir un 13% menos. Si haces lo mismo cuando la casa está vacía, el ahorro puede alcanzar el 24%. Si tienes termostato programable, diseña varios programas en función de la hora del día o de si vas a estar en casa”, aconsejan.
Asimismo, instan a mantener las “persianas enrolladas y las cortinas descorridas hasta que el sol se ponga” y recuerdan que “un buen aislamiento ayuda a conservar el calor o el frío artificiales: revisa la carpintería de puertas y ventanas, así como los cajetines de las persianas”. “Cubre las rendijas por las que pueda haber escapes. Si puedes permitírtelo, plantéate una pequeña obra para aislar mejor las paredes e instalar ventanas con doble cristal”, añaden.
Entre las alternativas renovables, “si tienes espacio en tu casa”, aconsejan los paneles fotovoltaicos o el sistema solar térmico.
“Los paneles fotovoltaicos han ajustado su precio, y se convierten en una interesante alternativa, que te puede permitir producir al menos el 50% de la energía que necesitas, instalar uno de estos sistemas se traducirá en un ahorro medio del 60% de la energía, unos 338 euros al cabo del año”, especifican.
Y, “recurrir a un sistema solar térmico para calentar el agua es una inversión que amortizarás en poco tiempo. Una vez amortizado, conseguirás un ahorro medio del 30% al calentar el agua”.
Por su parte, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, citando un artículo del blog del Programa ‘Hogares Verdes’ publicó en 2016 algunas iniciativas aún hoy vigentes para ahorrar en calefacción.
Entre otras cosas, aconsejaban ajustar la temperatura a cada espacio. “Cada grado menos de temperatura media de una vivienda supone reducir en torno al 10% el consumo de energía de la calefacción”, recordaban, detallando que no era necesario calefactar sótanos o trasteros porque “no se suele permanecer mucho tiempo”. Otras estancias como los dormitorios o pasillos se deben mantener frescas, entre los 15 y 17°C; en las estancias con un “cierto nivel de actividad física” como la cocina se debe mantener un nivel intermedio de calor de 18ºC; mientras que aquellas en donde se permanece sentado como el salón-comedor deberían estar entre 19º y 20ºC.
Por otro lado, desmitifican que para consumir menos es necesario una temperatura constante a lo largo del día: “Quienes defienden esta idea argumentan que si la temperatura de la vivienda desciende, luego habrá que utilizar más energía para recuperar la temperatura de confort. Sin embargo, la opinión de los expertos es unánime: se gasta menos energía apagando la calefacción por la noche o al ausentamos de casa que manteniéndola encendida”.
Argumentan que “mantener una temperatura dada en el hogar (por ejemplo 20°C) exige un aporte continuo de energía, ya que la vivienda tiene pérdidas de calor, a través de los muros, ventanas o techos, que hay que compensar. Esta energía que el sistema debe aportar para mantener una temperatura dada será mayor cuanto más frío haga en el exterior… y cuanto peor aislada esté la vivienda. Sin embargo, a medida que la casa se enfría, las pérdidas de calor se reducen, ya que la diferencia de temperatura entre interior y exterior es menor. Cuando se apaga la calefacción, el sistema deja de gastar energía para compensar las pérdidas de calor. Y la energía que se deja de gastar es más que la que se necesita para recuperar la temperatura”.
A la hora de ventilar, aconsejan “abrir a la vez las ventanas de toda la casa, manteniendo abiertas las puertas que comunican las estancias” porque explican: “Las corrientes que se producen permiten que el aire de la vivienda se renueve por completo en unos pocos minutos. Este sistema permite reducir el tiempo de ventilación, evitando, en buena medida, que las paredes se enfríen (volver a calentarlas conlleva un consumo extra de calefacción)”.
Por último, instan a purgar los radiadores para ahorrar hasta un 5% e instalar termostatos.