"Lo último que dejan de pagar las familias es la hipoteca". Viejo dicho en el sector financiero que de nuevo volverá a ponerse a prueba con la abrupta subida del euríbor este 2022. Este indicador empezó enero todavía en terreno negativo y va camino del 3% en tan solo doce meses. El aumento se aceleró en el verano. Las entidades financieras reconocen que la gran subida de las letras arranca en las revisiones de octubre y noviembre.
Los más expuestos son los hogares con menores ingresos: han perdido cerca del 15% de su renta por la subida acumulada de los precios y las hipotecas. Según los cálculos del Banco de España (BdE) esta pérdida de poder adquisitivo triplica a la de las familias con mayores ingresos.
"En todas las crisis pasa esto, habitualmente los que más pierden son los más pobres", explica Juan José de Lucio, profesor de Economía en la Universidad Alcalá de Henares (Madrid). "Es complicado hacer comparaciones con otras crisis pero un 15% de pérdida de poder adquisitivo me parece una cifra muy elevada".
La subida de los tipos de interés elevará en casi cuatro puntos el porcentaje de hogares con una carga financiera neta elevada --la deuda representa más del 40% de su renta--, según el análisis del BdE. Antes eran el 10% y ahora serán el 14%. La subida es todavía más notable --seis puntos porcentuales-- entre el grupo de familias que se sitúa entre los deciles 20 y 60 de renta.
"A mí este incremento me parece una barbaridad. Es verdad que la clave es el empleo, pero estamos ante una inflación que entiende sí entiende de clases y en términos reales estamos teniendo un incremento de la desigualdad", sostiene Iñigo Macías, coordinador de investigaciones de Oxfam Intermon.
Después de la batería de medidas para tratar de contener la inflación (reducción del IVA e impuestos de la luz, tope al gas, bonificación a carburantes, transporte público gratuito y tarifa regulada del gas), el Gobierno trata ahora de frenar el impacto de la subida de los tipos. El acuerdo con el sector financiero para aliviar la situación de los hipotecados vulnerables era "cuestión de horas" el pasado viernes, según la vicepresidenta. El objetivo es poder aprobarlo este martes en el Consejo de Ministros. Como siempre ocurre, en los detalles estará la clave.
Al Código de Buenas Prácticas de la banca suscrito en la crisis anterior se quisieron acoger desde su creación en 2012, 130.000 familias. Cerca de la mitad recibió una respuesta positiva de su entidad para reestructurar su deuda. El resto en su gran mayoría no cumplía con todos los criterios establecidos. Nadia Calviño hablaba de "reforzar estos instrumentos" cuando se iniciaron las conversaciones con el sector en el mes de septiembre.
La ampliación que de criterios que se barajaba en la negociación permitiría llegar a 250.000 hipotecados, según alertan asociaciones de consumidores. Parecen pocos si pensamos que hay ocho millones de préstamos ligados a la compra de una vivienda y que tres de cada cuatro están a tipo variable. Y el euríbor sigue subiendo.
"Hay un grupo de población con trabajo y rentas intermedias, que hicieron unas proyecciones de vida y que ahora con una inflación del 8% y unos tipos al 3% --y que yo creo van a seguir subiendo-- pueden pasar de pagar la hipoteca a no poder hacerlo. ¿Cuántos son? A lo mejor un 10%. Es un grupo numeroso y esa es mi preocupación", explica de Lucio.
Estas rentas medias no tienen derechos a subsidios, muy seguramente no cumplirán los criterios del código de buenas prácticas de la banca, pero puede estar viviendo en su límite financiero. "Si hay una contención de los tipos para ellos con la intermediación del Gobierno creo que puede ayudar y va en beneficio de las propias entidades", argumenta este economista. "Es verdad que la morosidad está contenida, pero cuando empiece a subir ya será demasiado tarde. Más vale actuar antes".
Cerca de 400.000 millones de deuda hipotecaria están pendientes de revisión por el incremento del euríbor. Sin embargo, un análisis del Banco de España (BdE) destaca diferencias con la anterior subida de tipos que arrancó en el año 2005.
"La velocidad de transmisión del euríbor a doce meses al coste medio de la deuda viva es inferior (16%) a la registrada en el ciclo de subidas de 2005 (26%)", explica en su último informe de Estabilidad Financiera. El mayor peso de los préstamos a tipo fijo de los últimos años podría explicar esta diferencia.
Esta menor velocidad de transmisión significa que, en el corto plazo, la capacidad de repago de la deuda se deteriora en menor medida. Nos compra algo de tiempo siempre y cuando (y aquí viene la gran pega) el resto de variables permanezcan constantes, dice el análisis. Y ya sabemos que eso no es así: no hay más que volver a mirar la inflación.
Hay además otro indicador financiero que refleja que la capacidad de pago de los hogares se viene deteriorando desde la crisis financiera. Crece desde 2013 el peso de la hipoteca respecto a los ingresos del hogar. Este ratio es más elevado entre las familias con rentas más bajas, "las que luego tienen un mayor riesgo de impago particularmente en entornos macroeconómicos adversos", alerta el BdE.