En poco más de seis meses España ha pasado de estar en el grupo de los países con mayor tasa de inflación, el único de las grandes economías del euro, a situarse a la cola del aumento de los precios. El pasado octubre el IPC se moderó aquí más de un punto y medio con respecto al registrado en septiembre y se situó en el 7,3%. Era la tercera caída consecutiva desde el máximo alcanzado en julio, cuando llegó a alcanzar el 10,8%.
Desde entonces el descenso del precio de la electricidad frente a los aumentos registrados el año pasado ha ido moderando la tasa de inflación, mientras que en la zona euro la energía y los alimentos siguen impulsando la inflación hasta nuevos máximos.
Así, frente a lo sucedido en España, el IPC armonizado de la eurozona aumentó siete décimas en octubre y llegó al 10,6%. También en el conjunto de la Unión Europea la inflación sigue subiendo y escaló al 11,5% en octubre, según los datos de Eurostat.
Como consecuencia de la diferente tendencia el diferencial de inflación entre España y la zona euro se ha situado en octubre en 3,3 puntos negativos, el más alto desde el inicio de la serie en 1997. El descenso en un solo mes ha sido de 2,4 puntos, lo que supone la mayor caída mensual registrada.
Además, si nos remontamos a marzo, cuando el diferencial en positivo con la eurozona alcanzó la cifra más elevada, el descenso es de 5,7 puntos.
La moderación del IPC en España frente al aumento registrado en la zona euro provoca una ganancia de la competitividad española frente a sus rivales europeos. Y esto tiene una incidencia significativa en la economía ya que la mayor parte de las exportaciones españolas se dirigen a la eurozona.
Los últimos datos, correspondientes a septiembre, señalan que las ventas a la Unión Europea supusieron ese mes cerca del 65% del total, mientras que las que se destinaron a la zona euro representaron casi el 57% y registraron un aumento del 24% respecto a las contabilizadas un año antes. En los nueves primeros meses del año, las exportaciones a la eurozona han supuesto el 55% del conjunto de las ventas internacionales.
Igual que el avance de la inflación desde el último trimestre del pasado año fue mucho más rápido en España que en la zona euro, por el peso de la subida de la energía, lo que provocó pérdidas de competitividad, el descenso de la tasa ahora también está siendo muy pronunciado.
Así, nuestro país fue el que registró un menor aumento de los precios durante el mes de octubre, solo por detrás de Francia, cuyo IPC se quedó en el 7,1%. Y es que el Ejecutivo galo nacionalizó el pasado verano la mayor eléctrica del país y no está repercutiendo el encarecimiento de la energía en los precios minoristas, lo que le ha permitido mantener contenida la subida de la inflación. Aun así, la tasa armonizada del IPC subió el pasado mes casi un punto de golpe.
A pesar de las subidas de tipos del Banco Central Europeo para frenar la inflación, los altos precios de la energía y los de los alimentos siguen impulsándola también al alza en el resto de las grandes economías del euro.
Esos componentes son los que hicieron subir siete décimas la inflación de Alemania hasta el 11,6% y los que han disparado más de tres puntos la italiana, que alcanza en octubre el 12,6%.