Al Gobierno de Pedro Sánchez le gusta vender que España puede convertirse en un gran centro de descarga y distribución de gas natural hacia el centro de Europa ahora que los países del continente han visto recortadas drásticamente sus importaciones desde Rusia. Y por eso pelea por poner en marcha una nueva interconexión con Francia. Antes era el Midcat ahora el BarMar. España cuenta con un tercio de toda la capacidad europea de regasificación gracias a seis plantas que pueden recibir millones de metros cúbicos de gas natural licuado (GNL) traido en metanero desde todo el mundo. Sin embargo, las cifras de octubre persentadas por Enagas -operador español de la red- muestran que las importaciones de gas desde Francia en octubre se han duplicado tanto respecto a septiembre como respecto al mismo mes de 2021 y multiplican por ocho nuestras exportaciones al otro lado de los Pirineos durante el mes pasado.
Hasta el mes de julio, las exportaciones españolas a Francia superaban de largo a las importaciones, pero los intercambios dieron un vuelco en agosto. Fuentes del sector consultadas por NIUS decían entonces que era algo "coyuntural" y que el mayor o menor flujo en un sentido u otro dependía de las "decisiones de las comercializadoras", porque son ellas y no el Gobierno de España -conviene recordarlo- las que deciden de dónde traen el gas.
Pero la situación coyuntural se alarga al entrar en el otoño. Desde hace tres meses los envíos franceses se han mantenido claramente por encima de los españoles a Francia. En agosto el gas llegado desde Francia triplicó al enviado desde la península al otro lado de los Pirineos, en septiembre lo duplicó de largo, pero es que en octubre las importaciones de gas desde Francia multiplican por ocho las exportaciones al mismo país.
Expertos en el mercado del gas admiten que no es fácil conocer qué mueve las operaciones de todos los agentes que compran y venden gas en el mercado, pero creen que se puede atribuir este pico de las importaciones de Francia a tres factores: durante todo el mes de octubre el precio del gas en el mercado español ha sido más caro que el del mercado francés, por lo que las importaciones podían salir a cuenta; Francia tiene su almacenamiento de gas al 100% desde principios de octubre, ya no le cabe más; y como último factor estas fuentes señalan que en España "se está utilizando muchísimo gas para generar electricidad".
Las importaciones fracesas por los gasoductos de País Vasco y Navarra han superado el 14% de todo el gas importado por España en octubre. Más del doble que la media anual del 6% y el doble de lo importado en septiembre (supuso un 7,4% de las importaciones).
De hecho, Francia se ha convertido en el cuatro suministrador de gas natural en octubre, por detrás de Argelia, que recupera el primer puesto; de Estados Unidos, que sigue liderando las importaciones en el conjunto del año; y de Nigeria y por delante de Rusia. Todos ellos grandes productores de gas a diferencia de Francia.
La demanda de gas en octubre se redujo en conjunto un 5.5%. La caída se notó en el llamado consumo convencional, que agrupa el domestico y el industrial. En este mes, el consumo doméstico ha bajado coincidiendo con una subida de 2,9 grados de la temperatura media del mes.
Y de nuevo en octubre, el consumo industrial sigue más bajo que el año pasado por el recorte de la actividad industrial en las fábricas que necesitan mucho gas en sus procesos de producción y no están dispuestas a pagar los altos precios que ha llegado a alcanzar este combustible en los meses pasados.
Ahora han caído en picado porque Europa ha sido capaz de llenar sus almacenamientos al máximo pese al corte de la mayor parte del suministro ruso a partir de junio, pero los precios a los que se está contratando para el futuro, más allá de este invierno, siguen extraordinariamente altos.
Sin embargo, frente a la caída del consumo convencional, el gas que se quema para generar electricidad en las centrales de ciclo combinado aumentó un 12% respecto al mismo mes de 2021. Un dato en sintonía con la tendencia registrada desde inicios del verano.
Desde la puesta en marcha a mediados de junio del tope al precio del gas en el mercado mayorista de la electricidad -también conocido como excepción ibérica-, el consumo de gas en la generación eléctrica viene siendo más alto que en los mismos meses del año anterior.
La subida se atribuye a la sequía y a la ola de calor de este verano, así como a la mayor exportación de electricidad a Francia -que no de gas, como venimos diciendo- por el parón de buena parte de las centrales nucleares francesas.
Otro dato significativo de la geopolítica del gas que revela el boletín de Enagás es que desde junio España está exportándolo a Marruecos por el gasoducto Magreb-Europa. Este tubo fue el primer gasoducto que se construyó para traer gas desde los yacimientos del desierto argelino hasta la península Ibérica. Pasaba por Marruecos antes de atravesar el estrecho de Gibraltar y llegar a Tarifa. Rabat se quedaba con una cantidad como peaje y cubría así sus necesidades.
El año pasado Argelia cerró el gasoducto y dejó sin una gota de gas a su vecino y eterno rival estratégico en el norte de África. Ahora es España la suple el gas argelino a Marruecos, país con el que las relaciones han mejorado desde que el Gobierno de Pedro Sánchez se alineo con las tesis de Rabat en el conflicto del Sáhara. El cambio de la posición española provocó una crisis diplomática con Argelia que aún no se ha cerrado. Supuestamente el combustible que se envía a Marruecos no es el mismo que se recibe desde Argelia o, al menos, así lo afirmó el Gobierno español cuando Argel amenazó con represalias si se le enviaba su gas a los marroquíes.