Pablo echa el cierre ante la escalada de costes energéticos y, sobre todo, la incertidumbre de lo que vendrá. "El gasoil estaba a 0,40 ó 0,50 y ahora estamos con valores de 1,50 ó 1,60", asegura. No es el único alojamiento rural que clausura sus puertas. "El compañero mío que también cierra, en agosto del año pasado pagó 700 euros y este agosto ha pagado 3.000 euros", añade.
"De las 4.200 (casas) que hay en Castilla y León, estamos en torno a 3.400 que están operativas", explica Luis Chico, presidente de la Asociación Empresarial de Turismo Rural de Valladolid. Por otra parte, los hogares vulnerables en España gastan más en energía que en 2020 por la guerra.
Y muchas casas rurales se plantean abrir tan solo en las fechas clave porque calentarlas cuesta el doble o el triple. "La luz, recibos de 100 euros están ahora en 300", señala Chico. De ahí el auge de las calderas de biomasa, que suponen un ahorro del 50 por ciento, según Gustavo Nash, presidente de la Asociación Empresarial de la Sierra Norte de Madrid.
Expertos en análisis de datos apuntan a que entre enero y agosto han cerrado más de 46.000 empresas, la mayoría pymes y micropymes.
Un auténtico tsunami energético al que es difícil resistir. Rocío Barrios va a cerrar una de sus dos peluquerías, asfixiada por los gastos. Ha tenido que recortar en personal y tiene miedo de perder a las clientas que le quedan si sube los precios.