Comer, ducharse y encender la luz se hace cada vez más difícil con los precios disparados. Cómo sobrevivir con una pensión o un sueldo de mileurista. Esperanza, una jubilada, que roza los 70 años y vive sola en un piso del centro de Madrid me cuenta su semana, ese periplo por hasta cuatro supermercados del barrio en los que busca aquí y allá, entre ofertas y promociones 2 x 1 para seguir comiendo como antes.
Para Esperanza, como para la mayoría de los españoles, los datos del Eurostat le suenan a chino, cuando le digo que la inflación registrada en España en el mes de julio escaló al 10,8%.
Para ella esos son números que se traducen en lo que le queda al final de mes con una pensión que no llega a 1.000 euros. Por eso cuenta que vive, gracias a estos malabares de su cotidianeidad. "Compro lo más barato y marcas blancas", me dice y confiesa que ha tenido que cortarse de comprar alguna tarrina de helado y unos pocos chocolates que han desaparecido definitivamente de su cesta de la compra.
También ha desisitido del salmón, que alcanza los 20 euros el kilo y ahora mete en su bolsa pescadilla, una o dos veces al mes y verduras congeladas. Así todo, esta jubilada madrileña se pasea los supermercados del barrio: "me voy de un sitio a otro" buscando las ofertas, mientras me asegura que lo que más le hunde el bolsillo es el precio del aceite, los tomates, la leche y los huevos, que esos sí o sí tiene que llevarlos a su mesa. "ah, y el bote de Enjuague bucal de siempre que ha subido un euro", me apunta.
Este es el día a día de Esperanza, que se pasó la ola de calor de este verano sin poner el aire acondicionado, porque tenía miedo a la factura que le iba a llegar, a pesar de la bajada del IVA de la electricidad del Gobierno. Tampoco compra nada de ropa, porque con la que tiene es suficiente y todavía le vale.
Esperanza es una más entre miles de personas en España que han visto cómo cada mes sus ingresos duran menos, pero cómo resolver una situación en la que se escuchan discusiones, ruido, de unos y otros, mientras los ciudadanos más vulnerables sufren el día a día más caro.
El profesor de Finanzas, de la Universidad Comillas, Luis Garvía Vega asegura que "para resolver el problema que tenemos en España se necesitaría un pacto de Estado o la intervención de Europa. Tenemos demasiados desequilibrios estructurales y no tenemos la libertad que proporcionaría devaluar la moneda".
"Estamos en una situación presupuestaria muy complicada en España. Deberían ponerse de acuerdo los que nos gobiernan en temas de política fiscal, las pensiones que es un gran problema y toda la parte de burocracia de la administración pública, que tiene que digitalizarse para que pedir la renta mínima no demore meses", explica.
El tope al gas, la bonificación de la gasolina o la rebaja del recibo de luz; ahora la oposición pide bajar al 4% el IVA de alimentos cuya compra tributa al 10%, como la carne, el pescado, el aceite, el agua, pasta, conservas sin que se pongan de acuerdo ante una situación complicada.
Para Luis Garvía Vega "España está poniendo parches temporales, que aunque pueden aliviar situaciones coyunturales, por ejemplo, la subida temporal del combustible, no contribuyen a resolver los problemas estructurales que tenemos déficit público, entre otros."
"La cesta de la compra que propuso Yolanda Díaz era muy triste, no era muy nutritiva, ni la mencionaría, porque me parece ridícula. Ella está haciendo cosas muy bien, pero esto no. En cambio bajar el IVA a los productos de primera necesidad es mejor, porque si se baja el IVA se está conteniendo el aumento de los precios, se están reduciendo", explica Garvía Vega aunque admite que "cuando se baja el IVA se le está aplicando la misma ayuda a todos, cuando lo que queremos es ayudar a la gente más desfavorecida."
El panorama no pinta bien: la inflación provocada por los altos costes de los combustibles, la guerra y con los tipos subiendo con el augurio de que nuestras hipotecas se pondrán por las nubes. Parece una pescadilla que se muerde la cola.
"Una guerra no ayuda a controlar la inflación, la inflación es falta de confianza en el sistema. Tenemos que saber si esta inflación es temporal o estructural" o lo que es lo mismo si va a pasar o será permanente. "La guerra en Ucrania que afecta la energía y la alimentación. El BCE está subiendo los tipos de interés y eso -dice la teoría que controla la inflación- , pero nos mete en recesión de cabeza y va a provocar que la situación presupuestaria sea todavía más complicada", argumenta este experto, que compara el panorama actual con los años 70.