"Hay un problema de recursos y es importante no menospreciarlo". El diagnóstico lo hizo hace siete meses el presidente del comité de expertos para la reforma fiscal. El economista Jesús Ruiz-Huerta entregó el informe al Gobierno siete días después de que Rusia invadiera Ucrania. Si entonces no era el momento para hacer cambios, menos lo es ahora. La crisis energética va para largo. La inflación, también. Los tipos de interés están subiendo abruptamente y cada día es más probable que Alemania arrastre a la eurozona a una recesión en 2023.
Con este panorama, el debate de los impuestos ha resurgido con fuerza en España. La oposición reclama más rebajas de impuestos para ayudar a la ciudadanía en este complicado contexto y el Gobierno acaba de presentar su propuesta: bajada a rentas más bajas e incremento a los más ricos. La enorme incertidumbre desaconseja poner en marcha una reforma fiscal de calado con la que modernizar el sistema para una economía del siglo XXI y con el reto del cambio climático.
Ahora que se vuelve a hablar tanto de impuestos, ¿cómo debería ser el sistema tributario español? ¿Van las propuestas que hay encima de la mesa en línea con lo que proponían los diecisiete autores del Libro Blanco para la Reforma Fiscal?
Si se le pregunta a un experto, seguramente empiece por este apartado: los impuestos indirectos. ¿Por qué? Porque es uno de los puntos débiles de los ingresos en España. "Es un tributo con un enorme potencial de recaudación", explica uno de los autores del informe. Sin embargo, en nuestro país está lejos de su potencial. Solo Italia y Rumanía ingresan menos que nosotros por IVA (esto siempre se mide en función del tamaño de cada economía).
Los expertos proponían "revisar y reducir" los tipos reducidos y superreducidos.
Un IVA bajo abarata muchos productos esenciales para los hogares con menos recursos, pero el beneficio es todavía mayor para los que tienen más renta. "El 55% del beneficio fiscal que representan los tipos reducidos se concentra en el 40% de los hogares más ricos", sostienen los expertos.
El contexto de guerra no es el momento para subir el IVA. De hecho, el Gobierno lo ha bajado para la electricidad. Eso puede suponer este año a renunciar a 1.600 millones de euros de recaudación. Es casi lo mismo que se espera ingresar con el nuevo impuesto a las grandes fortunas, para hacernos una idea.
Quitar productos del IVA reducido y pasarlos al 21% puede afectar a bienes y servicios fundamentales. Por eso el informe también decía que era imprescindible "establecer compensaciones para las rentas más bajas". Y ahí radica la cuestión, técnicamente parece una solución muy buena, pero políticamente es muy difícil de vender al ciudadano la idea de: "paga más por IVA, pero te ayudaré por otro lado".
El IRPF es el impuesto que más recauda. El año pasado, 94.500 millones de euros. Este año Hacienda está ingresando un 17% más y la previsión es superar los 100.000 millones por primera vez. ¿Qué se recomienda aquí ? Los expertos hablan de "ensanchar las bases imponibles". Eso significa gravar a un volumen más elevado de ingresos de los trabajadores.
El Gobierno lo que ha hecho es mejorar la situación de los que ganan menos de 21.000 euros al año aumentado lo que se pueden deducir de su declaración. No es exactamente lo mismo. El coste de la medida son 1.800 millones de euros en dos años.
Por otro lado, los expertos creen conveniente cambiar la forma en la que pagan actividades económicas y trabajadores por cuenta propia en el IRPF. El Ejecutivo ha optado por dejarlo todo como está reduciendo algo los impuestos a este colectivo. Un parche.
El aumento de la desigualdad y de la concentración de la riqueza es un desafío para la gran mayoría de los países. No es solo una cuestión de justicia: es una amenaza para la economía. Más que nunca hace falta prestarle atención al poder redistributivo tanto de ingresos como de gastos. Pero sin perder de vista, dicen los expertos, que no se puede repartir la riqueza solo con impuestos: el gasto es más efectivo (y este a su vez requiere de recursos).
"España es actualmente uno de los países de la Unión Europea donde la desigualdad de ingresos medida con el índice de Gini es más alta", según los datos de la oficina estadística europea, Eurostat. Y el sistema de impuestos que tenemos no redistribuye muy bien.
El impuesto de la renta hace lo que puede y hay otros tributos que también operan en ese sentido: Patrimonio y Sucesiones. Aquí hay polémica porque algunas comunidades autónomas han regulado a su aire. Esas diferencias generan ciertas distorsiones (como que los ricos se trasladen de territorio para reducir el pago). Andalucía ha reabierto la carrera a la baja en Patrimonio anunciado la bonificación a cerca de 19.000 andaluces ricos.
En el caso del impuesto a las empresas hay que pensar en el contexto de la globalización. El Gobierno apoya desde hace tiempo un impuesto mínimo a las multinacionales para evitar la fuga de beneficios a territorios con tributación más baja. El fenómeno se parece mucho al que se detecta en el Impuesto de Patrimonio. Por eso la solución cuanto más coordinada, mejor.
Es posible que a veces, el debate de los impuestos llegue con tanto ruido que se opere en 'modo túnel': subir o bajar. Una visión más amplia es la frase con la que arrancaba el informe de los expertos:
Y los números son tozudos: España recauda sistemáticamente menos de lo que gasta. Nuestro déficit es estructural y eso nos obliga a endeudarnos cada año. ¿Culpa de que el gasto público es demasiado elevado? Hay escala de grises, pero a esta pregunta también respondían los expertos: "el mayor déficit público español tiene que ver, sobre todo, con lo que ocurre en el lado de los ingresos".