Los tripulantes de cabina de Ryanair han vuelto a la huelga este lunes ante la posición de la compañía aérea de bajo coste que se niega a negociar el convenio colectivo., un conflicto que se prolongará hasta el próximo 7 de enero de 2023. A primera hora de la mañana Ryanair ha cancelado 10 vuelos hasta las 9.00 horas y ya acumula un total de 51 retrasos.
Las vuelos cancelados en esta mañana han sido entre Barcelona y Milán, Menorca, Roma y Londres, ida y vuelta, así como entre Palma de Mallorca y Hamburgo, también ida y vuelta.
En cuanto a los retrasos, el aeropuerto más afectado es el de Palma de Mallorca, con un total de 14, seguido del de Málaga (13) y Barcelona (7).
Los paros de 24 horas, convocados por los sindicatos USO y Sitcpla a los 1.600 trabajadores de las empresas Ryanair, Crewlink y Workforce.
Se prevé que durante las dos primeras semanas los paros convocados de lunes a jueves afectarán a 1,04 millones de pasajeros, con una media de 130.600 viajeros cada día.
Esta nueva convocatoria se suma a llas anteriores, a finales de junio y durante gran parte de julio que provocaron cancelaciones y retrasos en los aeropuertos españoles en los que opera Ryanair, especialmente en Barcelona-El Prat y Palma de Mallorca.
La huelga en Ryanair se extenderá hasta principios de enero, coincidiendo con el periodo vacacional de agosto y Navidad, épocas en las que habitualmente se registran unos niveles de tráfico muy elevados.
El ministerio de Transportes de España ha fijado unos servicios mínimos que van del 68 % al 85 % en vuelos nacionales hacia o desde las islas, y del 36 % al 60 % en los peninsulares cuyo tiempo de desplazamiento en transporte público sea igual o superior a 5 horas y vuelos internacionales.
En cuanto a los vuelos nacionales peninsulares cuyo tiempo de desplazamiento en transporte público sea inferior a cinco horas, que de momento durante los días de huelga están programados únicamente en Barcelona, los servicios mínimos oscilan entre el 34 % y el 38 %.
Los paros se producen en un contexto marcado por el "caos" aeroportuario que están sufriendo durante este verano buena parte de los principales aeropuertos europeos, debido a la rápida recuperación de la demanda y la escasez de personal.