¿Qué pasa con los cubitos de hielo? Las altas temperaturas han desatado su compra en supermercados y gasolineras, que comienzan a racionar las bolsas por cliente para evitar el desabastecimiento.
La ecuación que explica la escasez del hielo incluye el precio del plástico de las bolsas, que ha aumentado, el del combustible que consumen los vehículos que lo transportan, el precio de la luz, imprescindible en la fabricación y conservación de los socorridos cubitos que usamos para enfriarnos los zumos, los gintonics y hasta el gazpacho.
Los productores de hielo, un producto que al límite de la demanda tan alta y comienzan a escasear en los congeladores de las grandes cadenas de supermercados que empiezan a quedarse vacíos.
“El no tenemos hielo, lo siento", es una frase repetida en los supermercados, que constatan que les llegan menos bolsas y las que llegan se agotan muy rápido. Algunas ya han comenzado a limitar su venta por cliente.
Los problemas para hacer frente a la demanda en pleno verano por la notable subida de la tarifa de la luz –que muchos días se sitúa por encima de los 250 euros el megavatio hora, que admiten haber recortado la producción de hielo a causa de los elevados precios de la electricidad.
A todas estas razones se une que con la pandemia, muchos fabricantes de hielo no arriesgaron en su producción y ahora se enfrentan a una demanda muy por encima de sus capacidades, debido a las cifras récord de turismo.
Así, que como hacíamos antes, la solución de toda la vida, use su congelador y llene los contenedores plásticos o cualquier recipiente si quiere tener hielo a mano y de bajo coste.