La carencia material y social severa afecta al 8,3% de los españoles. Pero su distribución por sexo refleja un mayor castigo al colectivo de mujeres. Según la última Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 8,9% de ellas sufre este tipo de carencia frente al 7,7% de los hombres.
Si nos centramos sólo en la carencia material, esta encuesta recoge información de siete conceptos:
Para la mayoría de estos siete conceptos los colectivos más golpeados son el de mujeres y el de los menores de 30 años.
Las dos principales carencias que sufren los españoles son la capacidad para afrontar gastos imprevistos y la imposibilidad de irse de vacaciones al menos siete días al año. Uno de cada tres lo sufre, según los datos del INE del año 2021. Pero en ambos casos existe una brecha de género.
En el caso de no tener dinero para encarar contratiempos monetarios el porcentaje de mujeres supera en casi dos puntos al de hombres (34,2%, frente a 32,6%).
En cuanto a las vacaciones, el 33,7% de las mujeres no puede salir al menos una semana al año. Son dos puntos más que el 31,7% de los hombres.
El colectivo femenino también sale peor parado en el apartado de la pobreza energética. En concreto, el 14,5% de las mujeres afirma que no puede mantener su vivienda a una temperatura adecuada, medio punto más que los hombres.
La carencia material de las mujeres también es mayor a la hora de no disponer de automóvil (el 5,2% no puede, frente al 4,6% de los hombres) y de no comer carne, pollo o pescado al menos cada dos días (4,8% frente a 4,7% de los hombres).
Las mujeres, en cambio, se demoran en menor porcentaje que los hombres a la hora de pagar gastos relacionados con la vivienda. Un 12,3% de ellas ha tenido retrasos con la hipoteca, el alquiler o algún recibo (gas, luz, comunidad…), lo que supone medio punto menos que los hombres.
Lo mismo sucede con su disponibilidad de tener ordenador, aunque en este caso el porcentaje de las que no pueden tenerlo es sólo una décima menor que el de los varones (6,4% frente a 6,5%).
Si los datos de carencia material se analizan desde la perspectiva del grupo de edad, sin duda el más desfavorecido es el de los menores de 30 años.
Dónde más penurias relativas sufren los jóvenes es a la hora de abonar gastos relacionados con la vivienda. El 17,3% (uno de cada seis) se retrasa con la hipoteca, el alquiler o los recibos de casa. Un porcentaje casi cuatro veces superior al de los de 65 y más años.
Los menores de 30 años sólo tienen menos carencia material en un aspecto que el resto de grupos de edad: la tenencia de ordenador. Un 6,4% no se puede permitir un ordenador, medio punto menos de las personas de 30 a 44 años.
La carencia material afecta a gran parte de la sociedad. Pero, como hemos visto, no en la misma medida en cuanto a sexo y edad.
En los 10 últimos años han mejorado aspectos como irse de vacaciones o afrontar gastos imprevistos, pero han empeorado otros como la pobreza energética o los pagos relacionados con la vivienda.
El crecimiento del empleo y de la economía juegan a favor de que estas carencias disminuyan. Esperemos que se reduzcan más y, sobre todo, entre los colectivos más desfavorecidos.