¡Bucear profesionalmente con 57 años es una locura! Lo asegura Miguel Sánchez, un buzo español de Murcia, que sufrió un accidente cuando salía a la superficie de la piscina llena de peces en la que trabajaba en una piscifactoría de Murcia.
Su caso no es único, es la realidad de una profesión de alto riesgo, que esconde bajo el agua y el traje de neopreno, precariedad, despidos tras un problema de salud, nueve horas de inmersión que superan por mucho las tres recomendadas y una edad de jubilación a los 67 años a pesar de que los médicos aconsejan no bucear a partir de los 50.
Miguel Sánchez redirigió su profesión al buceo cuando la crisis de la construcción en España en 2009 y tras certificados y otras validaciones comenzó a trabajar como buzo profesional en una piscifactoría en Murcia. Se encontró una realidad nada romántica: trabajar por 900 euros al mes con un equipo de buceo reciclado que a cada rato le hacía pasar un susto y buceando nueve horas diarias, seis más de las que establece el convenio, algo bastante habitual.
Miguel Sánchez, a sus 55 años, se ha quedado en la calle, sin botella de aire comprimido, ni traje. Esta es una inmersión a pelo en la dura realidad de los buzos profesionales cuando un accidente, como el neurológico que sufrió hace dos años, lo dejó con secuelas y sin poder bucear. Así que fue despedido con dos hijas.
El 5 de febrero de 2020 es una fecha inolvidable para este buzo profesional: ese día le cambió la vida. Después de una semana de muchas horas bajo el agua cargando sacos, realizó una "inmersión sencilla" y al salir del estanque después de un rato "se me durmió una mano; tuve que sentarme porque estaba agotado sin haber hecho ningún esfuerzo. No podía estar de pie." ¿Qué pasó ese día que tu cuerpo dijo basta?
"Había buceado a muy poca profundidad. La diferencia es que antes o después del buceo no se recomienda hacer esfuerzos físicos y yo llevaba una semana trabajando muchas horas y mi cuerpo no lo aguantó", cuenta este hombre que se ve en la calle sin muchas alternativas en un sector al que la legislación laboral tiene olvidado. "Seguía con secuelas, mareos, noté que cuando buceaba tenía mareos, me desorientaba. Algún tipo de secuela me ha quedado. Mi vida es lo principal y no puedo seguir buceando en estas condiciones. La empresa me preguntó si me encontraba en condiciones de seguir buceando y yo le dije que 'no' y me despidieron."
Después de ese día ha seguido haciéndose pruebas, pero su voz revela cansancio y desánimo. "Un médico hiperbárico me ha dicho que las investigaciones son muy pocas y no hay documentación" para saber qué le pasa.
Luis Torcida, que se dedicó 38 años a esto y es portavoz del sindicato de buceadores profesionales de España, confirma la desprotección de los buzos.
La mayoría de los buzos hacen un trabajo muy difícil que no conocemos, ni sale en los periódicos. Se calcula que en toda España son unos 1.000, que construyen los puentes sobre los ríos y embalses, espigones, puertos. "Todo lo que está debajo de la superficie, lo hacen los buzos", comenta este sindicalista.
Los buzos profesionales que trabajan a diario en piscifactorías, como Miguel Sánchez, los buzos que construyen un puerto ponen cimientos, sueldan, mueven piedras, todo debajo del agua con un esfuerzo mayor que en superficie. Un buzo lleva encima un equipo que pesa entre los 25 y 40 kilogramos y están así ocho horas", a pesar de que "el convenio colectivo estipula un máximo 180 minutos al día, pero un elevado porcentaje de las empresas no lo cumple".
Miguel Sánchez tuvo un accidente a nivel neurológico del que los médicos no pueden precisar su alcance, ni su gravedad. "Cuando te sumerges estás respirando aire a presión, en la superficie exhalas todo el aire a una presión determinada, pero bajo el mar el cuerpo está sometido a diferentes presiones y los gases que estás respirando por el efecto de la presión se alojan en todo tu cuerpo, se van expandiendo y aunque uno se cuide esos gases siguen ahí en las articulaciones, en el riego sanguíneo; dependiendo de dónde sea así será de grave. Parece que el mío fue a nivel neuronal de tipo dos grave".
Ese sin embargo, no es el único riesgo que sufren los buzos que muy pocos llegan a la edad de jubilación en activo, como explica Luis Torcida. Los buzos sufren con el tiempo "problemas de huesos al acumular gases en las articulaciones y mientras más tiempo estás debajo del agua" más probabilidades tienen de tener esa necrosis.
"El buceador es un trabajador que mueve sacos todos los días, como estamos debajo del agua somos invisibles. Las mutuas no tienen especialistas en medicina hiperbárica, no investigan, no llegan al fondo del asunto y ahí termina sin ver el origen. Se quitan el problema de encima" y el buzo sale del agua a la calle.
"Evidentemente que un buzo llegue a los 67 años impecable sin problemas de salud es prácticamente imposible. Me sobran dedos de una mano de alguien que se haya jubilado a esa edad, asegura este sindicalista que ya no bucea. "Se jubilan antes o son incapacitados seis años antes de la edad de jubilación".
Cuando "empiezas a cobrar la incapacidad y no es el 100% de la pensión pierdes un 30%, que no recuperas cuando llegas a la edad de jubilación. El que desarrolla una enfermedad profesional o un accidente de trabajo jamás llegará al 100% de su jubilación."
Luis Torcida, representante del sindicato de buceadores profesionales de España, conoce de qué habla. Tiene 58 años y 35 de buzo a sus espaldas, de cuando en 1986, los buzos podían ganar "hasta 4.000 euros al mes". ¡Ahora no superan los 1.200 o 1.300 euros! Y peor en las piscifactorías, donde trabajan muchos buzos con el llamado sistema autónomo en los que se bucea "sin contacto con la superficie" por lo que si pasa algo "se queda de la mano de Dios". Así nos cuenta de una profesión desprotegida, que llevan reclamando al Ministerio de Trabajo la posibilidad de una edad de jubilación anticipada.
"Llevamos 15 años pidiendo un coeficiente reductor para los buzos profesionales, una compensación en el anteproyecto de Ley que permanece paralizado se ofrece un 0,15% por cada 10 años trabajado te compensan el desgaste físico y la peligrosidad de la profesión con un año y medio (18 meses) dependiendo de los años que tenga cotizado en la profesión. Para entenderlo, si finalmente esto se aprueba, un buzo con 10 años de trabajo podría retirarse con 65 años "y bucear a esa edad es peligroso", advierte este sindicalista.
"En la Guardia Civil, en los bomberos y el Ejército ( cuerpos que tienen buceadores) ya no se bucea teniendo entre 45 y 50 años y ellos no lo hacen todos los días. Entonces, es inexplicable que no sea igual para los que buceamos todos los días. Hasta los 55 años sería tolerable, pero a partir de esa edad es peligroso. Los buzos reclamamos lo que nos corresponde. A una persona en general le cuesta que le den trabajo cuando llega a una edad imagina para un buzo, es más difícil", explica Torcida. Lo sabe bien Miguel.