¿Qué le puede llevar a una persona a participar en una de las pruebas deportiva más extremas del planeta? Pablo Lima Cerezo lo resume en dos palabras “pasión y superación”. Este madrileño de 42 años se ha clasificado recientemente para la prueba de Ironman 70.3 que se celebrará a finales de 2025 en Marbella.
La prueba comparte con el triatlón las tres modalidades deportivas que se practican, la natación, el ciclismo y la carrera, pero con la diferencia de los kilómetros que se tienen que cubrir. En la competición que se celebrará en la localidad malagueña el próximo año, serán 113 kilómetros. Los 1,9 km de nado, 90 km de bici y media maratón, 20,1 km de carrera. Una prueba apta sólo para los cuerpos y mentes mejor entrenados del mundo.
Pablo Lima ha compartido con Informativos Telecinco las claves de su éxito y el amor por un deporte que asegura “es mi vida”.
El deportista explica que es “un proceso diario” y en el que hay algo imprescindible, “disfrutarlo, más allá de lo que es una competición o el día que realizas esa competición porque te puede salir bien o mal, pero lo importante es que hayas disfrutado el proceso”.
La pasión con la que habla de un deporte con la dureza que tiene el triatlón da una muestra de cómo afronta las pruebas y las prepara día a día en el rincón de la sierra de Guadarrama en el que vive: “En la vida hay que ser un apasionado de lo que uno hace y si no lo eres al final tienes fecha de caducidad. Pasión y aprendizaje”
Pablo cuenta cómo desde pequeño ha estado vinculado al mundo del deporte y la naturaleza, pero fue un accidente con la bici lo que hizo que terminase aficionándose al triatlón. “Me clavé un manillar de una bici de montaña en la ingle y mi hermano me salvó la vida, me tapó la cornada que tuve en la ingle y que por suerte se quedó a un centímetro de la femoral. Esto me hizo cambiar un poco el chip, no andar tanto tiempo en la montaña en un terreno tan hostil, así que decidí probar con el triatlón animado por mi hermano. Comencé en mi club ‘On Moralzarzal’ de una manera lúdica en estas tres disciplinas, nadar, bici y correr”.
Tras pasar años entrenándose, Pablo fue “creciendo a medida que te lo va pidiendo el cuerpo. Poco a poco, sin tener prisa”. Después de realizar 15 triatlones olímpicos y “hacer base disfrutando de las competiciones”, se puso 2024 como el “momento exacto para poder dar el salto a esa distancia” y así fue.
“Sentía la necesidad de que ya quería algo más, más distancia. Mi cuerpo no es que se le quedase corto en lo olímpico, pero mi cuerpo quería probar otras sensaciones. Pensaba y sentía que estaba preparado físicamente”
La preparación lo es todo en esta modalidad de deporte. El triatleta cuenta cómo a medida que se acerca la competición “reduces el volumen de entrenamiento, nunca reduces la intensidad. El día de antes, estas nervioso, inquieto, incluso ni duermes”
La alimentación es otro los aspectos que Pablo Lima considera esenciales, “hay que cuidarla muy bien, tiene que se un estilo de vida…En un previo a una competición evidentemente hay que elevar hidratos de carbono y bajar fibras para que así no tener malestares”.
Reconoce el papel esencial de “la mente” en todo el proceso deportivo, “es lo que mueve todo esto”, asegura. No solo durante las competiciones, también destaca “el previo, entrenamientos, antes de la competición y una vez acabada. La mente es algo que hay que saber manejarlo muy muy bien”
Esforzarse y sacrificarse son sinónimos en las competiciones tan extremas, “te van a doler las piernas, y la mente, tienes que ser consciente de esa fortaleza mental para poder continuar disfrutando”
Pablo destaca la visualización como una de las claves para esa superación: “Yo cuando he hecho triatlones siempre he pensado no en decir voy a quedar en este puesto, no. Yo pienso en tengo que hacer esto, tengo que comer aquí, tengo que apretar más en este momento, sé que si aprieto aquí va a ir mejor, aquí regúlate, sé consciente, bajo un poco el ritmo, me veo entrando en la meta. Si tú lo piensas así es que va a suceder”.
“Una vez que cruzas la meta ya la mente se desbloquea y es verdad que ya te vienen las emociones, lloras. Todo el trabajo que has echado por detrás ves que ya ha salido reflejado”
Pero también hay que saber “sobreponerte” si las cosas no han salido como deseas, explica, y “saber que has aprendido durante el camino”.
Al haber tres modalidades deportivas unidas existen “muchos aspectos de transición” entre una prueba y otra, algo que puede influir mucho en los tiempos finales. “Sales del agua, me quito el neopreno, tienes que ponerte el casco, la bici en un orden, hacerlo todo de una manera metódica, hay unos jueces que te están vigilando constantemente si no te paralizan en tiempo y te penalizan con tiempo. Tienes que montar y desmontar a partir de una línea. Es todo muy metódico y son muchísimas cosas.”
Pablo intenta transmitir con palabras, y mientras se le eriza el bello de la emoción, qué se siente minutos antes de que comience la competición: “Son las seis de la mañana estás en la playa y todos ahí, unas1.600 personas, con el gorro puesto, es una sensación brutal. Es inexplicable. Es un subidón de adrenalina, un sentimiento grupal con todos los compañeros”
En varias ocasiones hace referencia al compañerismo a pesar de ser un deporte individual y asegura que el triatlón “es uno de los pocos deportes donde hay unos grandes valores de equipo. No hay nada de competición entre nosotros, esto del triatlón se basa en superación personal. No compites contra los demás, compites contra ti mismo, con mejorar tu tiempo, con mejorar tus sensaciones.”
El deportista madrileño revela las sensaciones que se tienen en cada una de las tres modalidades. En el nado destaca la “soledad” y asegura que es una prueba compleja. “Nadas en entornos donde debajo del agua no se ve nada, está todo a oscuras, tienes que orientarte para buscar las boyas, hay muchas burbujas, los compañeros sin querer te dan codazos, te pueden dar patadas, puedes perder las gafas, te puede pasar de todo, la verdad que el nado es lo más agobiante de todo, según empiezas, pero bueno, también tienes el encanto de la soledad, en el sentido de que no hay ni un solo grito ni nada, hay mucho burbujeo”.
Del ciclismo subraya la naturaleza: “Poder disfrutar de un circuito de ciclismo en un sitio con tráfico cerrado, por montañas, con los paisajes que hay”.
Y cuando el cuerpo está “reventado con la bici, la tienes que dejar y empiezas a correr, un dolor de piernas, un bullicio, muchísima gente”. Ese momento lo define como “un subidón de adrenalina espectacular” algo que “engancha, engancha muchísimo”
Reconoce que ese muro en el triatlón es la prueba de atletismo, “ya por sí correr es lo que, a nivel nervioso, el sistema nervioso central es lo que más desgasta al ser humano, pues claro, si encima antes has nadado y encima antes has metido una burrada bicicleta”
Correr es la última prueba y el cuerpo está agotado, es entonces cuando “viene un bajón” entre el kilómetro 15 y 18, asegura: “Como se suele decir, te visita el tío del mazo y hay que saber gestionarlo, alimentarse muy bien e hidratarse, fundamental hidratarse”
“Es mi vida, es mi vida”, repite dando énfasis a sus palabras. Pablo confiesa que ha tenido que realizar sacrificios para llegar donde está, pero al final se han convertido en su estilo de vida, “es tu vida y lo vives tan apasionadamente que intentas hacer lo que sea por poder disfrutar de esos momentos de deporte y luego unificarlo y encajarlo con la familia”. Una familia que le acompaña y le anima en su camino de forma incondicional al otro lado de la meta.
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