¿Por qué el ajedrez es un deporte?

El ajedrez ha sido reconocido como un deporte tanto por el Comité Olímpico Internacional (COI) como por más de 100 países. A pesar de no implicar el esfuerzo físico típico que se asocia con otros deportes, cumple con muchos de los criterios fundamentales para ser considerado como tal. Además su federación está reconocida de forma oficial, aunque bien es cierto que no está considerado para entrar en los juegos olímpicos por el hecho de que el ajedrez no implica el mismo grado de esfuerzo físico que los deportes olímpicos internacionales. 

Esto va muy relacionado con la definición clásica de deporte según el Diccionario Oxford: “una actividad que implica esfuerzo físico y habilidad en la que un individuo o equipo compite contra otro u otros para entretenerse”. Aún con eso, hay razones más que suficientes para considerar al ajedrez como deporte.

Las 6 razones para considerar el ajedrez deporte

Lo primero es que el ajedrez ha sido reconocido como un deporte oficial por el COI desde el año 2000 y ha sido incluido en eventos importantes como los Juegos Asiáticos. Aunque aún no ha logrado formar parte del programa oficial de los Juegos Olímpicos, sigue siendo un deporte exhibido en diferentes eventos internacionales. Además, el ajedrez es reconocido como deporte en 24 de los 28 países de la Unión Europea, lo que refuerza su estatus global.

El ajedrez es un deporte altamente competitivo. Cada partida es una batalla estratégica donde el objetivo es derrotar al oponente, lo que exige una concentración y un estado de alerta permanentes. La más mínima distracción puede traducirse en una partida perdida, lo que implica que los jugadores deben mantener la concentración de forma constante durante las horas que dure la partida. Este nivel de concentración, junto con el esfuerzo mental necesario para planificar y anticipar movimientos, genera un desgaste tanto físico, como  psicológico considerable.

Otro aspecto importante a tener en cuenta es que el ajedrez tiene una estructura formalizada que incluye competiciones a nivel escolar, universitario, regional, nacional y mundial. Desde 1886, el campeonato mundial de ajedrez ha sido un evento marcado en rojo en el calendario deportivo internacional. En España, por ejemplo, hay alrededor de 30.000 jugadores federados, lo que lo sitúa a la par con deportes como el rugby en cuanto a popularidad y organización.

En línea con esto, y como ocurre en otros deportes, el ajedrez tiene un código de comportamiento riguroso. Se penalizan las faltas de deportividad, y existen reglas claras que rigen el juego, incluyendo la prohibición del uso de teléfonos móviles durante las competiciones y una política antidopaje. Este conjunto de reglas asegura la equidad y el respeto entre los jugadores, alineándose con los principios de cualquier otro deporte competitivo.

Otro aspecto a tener en cuenta es que cuenta con el sistema de clasificación ELO, desarrollado originalmente para el ajedrez, pero que ya es utilizado en muchos otros deportes, como el fútbol americano, el baloncesto y el rugby. Este sistema proporciona una forma precisa para clasificar a los jugadores en función de su rendimiento y es una prueba más de la estructura competitiva formal que existe en este deporte.

Todos los deportes tienen un componente mental, pero en el ajedrez, este es el núcleo de la competencia. El deporte es un juego de estrategia por excelencia, donde la anticipación, la toma de decisiones bajo presión y la planificación a largo plazo son fundamentales. Esta demanda mental lo diferencia de otros deportes que requieren más habilidad física, pero no le resta importancia en términos de esfuerzo y habilidad.

Sin embargo, el ajedrez también requiere un esfuerzo físico considerable, especialmente en torneos de larga duración. Estudios han demostrado que los jugadores pueden llegar a quemar miles de calorías debido al estrés y la concentración durante competiciones intensas. Además, muchos jugadores profesionales entrenan físicamente para mejorar su resistencia mental y evitar problemas como dolores de cabeza o insomnio, típicos de los grandes eventos.

En resumen, el ajedrez es un deporte reconocido internacionalmente por su competitividad, estructura organizada, demanda física y mental, y su riguroso código de comportamiento. Aunque difiere en muchos aspectos de los deportes físicos tradicionales, su impacto en los jugadores y su relevancia global lo han consolidado como un deporte en pleno derecho.