El triunfo de la selección española de fútbol femenino no es flor de un día. Detrás hay mucho trabajo y muchos obstáculos que han tenido que salvarse. El camino ha sido muy largo, y muy duro, pero seguro que ahora todo merece la pena. Ellas han conseguido llevar España a lo más alto, pero eso ha sido también ha sido posible gracias al esfuerzo de todas las jugadoras que las precedieron.
Tan solo tres participaciones mundialistas han sido suficientes para que esta selección haya hecho historia. Un camino que comenzó en 1983, cuando once jugadoras se aventuraron en un deporte dominado por hombres.
“La mayoría de las estamos hoy aquí hemos crecido muchas veces pensando que no era nuestra lugar”, expresaba Irene Paredes, jugadora de la selección nacional.
Un lugar que han buscado durante años y tras dolorosas eliminaciones, muchas dudas y cambios técnicos, han sido capaces de derribar el techo de cristal y ocupar el ansiado lugar en la élite.
“Estamos trabajando todas unidas por el mismo objetivo para que otras generaciones puedan disfrutar más y esto sea un no parar”, comentaba Salma Paralluelo, jugadora de la selección nacional.
No es solo el triunfo de 23 jugadoras, sino también de todas aquellas que iniciaron este recorrido hasta conseguir lo que parecía imposible: que el fútbol femenino dejara de ser invisible.
En este mundial, se han sumado la experiencia con la juventud. Y todas ellas, ajenas al ruido y con un juego épico, desde Australia han conquistado el mundo.
“Quiero seguir trabajando para que esto siga avanzando y en el futuro esas niñas sigan llenando estadios y ruedas de prensa”, decía Jennifer Hermoso.
Hoy, con su trabajo y esfuerzo, han demostrado a millones de niñas que no hay barreras que les impida cumplir su sueño.