Un 89 por ciento de las familias españolas comparten al menos una foto al mes de sus hijos en redes sociales y tres de cada cuatro lo hace sin su permiso, cifras que ponen sobre la mesa el denominado 'sharenting', el peligro de exponer estas imágenes en Internet.
La práctica de los padres de usar las redes sociales para mostrar detalladamente la vida social de sus hijos a través de fotografías o vídeos se denomina sobreexposición filial y en inglés se conoce con el término 'sharenting'.
Se trata de un anglicismo que proviene de 'share' (compartir) y 'parenting' (paternidad) y que consiste en documentar la vida de los menores en las diferentes plataformas digitales y cuya relevancia ha adquirido tal importancia que el diccionario británico Collins lo incluyó en sus páginas en 2016.
Muchos progenitores piensan que esta práctica no es peligrosa, sin ser conscientes de que existen importantes riesgos, como el ciberacoso, el robo de datos, el 'grooming' (acoso y abuso sexual 'online') o la suplantación de identidad. Una vez que se publica un contenido, se deja de tener control sobre su alcance.
El estudio de EU Kids Online señala que el 89 por ciento de las familias españolas comparte al menos una vez al mes imágenes o vídeos de sus hijos, y únicamente el 24 por ciento les pregunta a sus hijos si están de acuerdo con que se compartan esas fotos.
Destaca que el 42 por ciento de los menores reconoce sentir vergüenza de los contenidos que sus padres suben a Internet.
Desde la plataforma de seguridad 'online' y bienestar digital para familias Qustodio proponen señalan en un comunicado que al compartir un contenido en Internet se crea una huella digital, que deja un rastro en las webs por donde se navega.
Por ello, para proteger la intimidad de los menores defienden que es importante no publicar datos personales y pixelar la cara de estos en las fotos y vídeos que se compartan. También hay que bien la red social, ya que no todas las plataformas son tan masivas como Instagram y Facebook, ni aseguran el mismo nivel de privacidad.
Una vez elegida la red social, es aconsejable que los progenitores se familiaricen con sus políticas de privacidad para conocer si las publicaciones son visibles para todo el público o solo para familiares y amigos.
La firma también destaca la importancia de ser cuidadosos al subir una foto o un vídeo a una red social porque, de forma inconsciente, se muestran detalles de la vida personal, como la vivienda o el parque no se juega a diario.
Qustodio subraya de igual manera la relevancia de seleccionar bien el contenido a publicar de los menores para evitar potenciales casos de acoso o ciberacoso en el colegio.
Antes de publicar nada, y en caso de que el menor sea lo suficientemente mayor, lo mejor es hablar con él y consensuar juntos cuándo publicar o enviar una imagen.
Por último, hay que tener especial cuidado con los perfiles falsos, por lo que es importante hacer un repaso de todas y cada una de las personas que siguen su cuenta personal antes de publicar cualquier imagen de un menor.