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Pues ya está aquí San Valentín, una fecha con un poco de polémica. ¿Es una fiesta consumista para gastar? ¿Es una oportunidad para celebrar el amor? ¿Es un día donde prima la cursilería y el postureo? Las opiniones están divididas, pero no podemos negar que el 14 de febrero hace que nos replanteemos la soltería.
Decenas de felicitaciones románticas y fotografías de parejas en las redes sociales hacen que, aunque sea sólo durante un segundo, pensemos “¿merece la pena?”. Algunas personas lo tienen claro y prefieren estar solteras, algo tan respetable como querer tener pareja, pero un pequeño porcentaje añora estar inmerso en una relación. Este es el caso de Beatriz, una chica de 22 años que inevitablemente siente envidia de sus amigas con pareja. Hoy, de la mano de su testimonio, aprenderemos varios tips para gestionar esta desagradable emoción.
"Si me hubiesen preguntado en enero, habría dicho que no quiero novio ni en pintura. Llevo un año soltera y no es algo que me quite el sueño. Tengo algún rollo con chicos que conozco en Tinder o de fiesta, pero cuando pienso en algo serio me entran sudores fríos. Pues todo esto cambia cuando llega San Valentín.
En mi grupo de amigas somos cinco chicas, y tres tienen pareja. Una lleva toda la vida con su novio, otra acaba de empezar a salir con un chico, y otra lleva un año o así con su pareja. Todas son parejas ideales, los chicos son muy buenas personas y se nota a la legua lo felices y a gusto que están.
No sé qué pasa, pero San Valentín es como un recordatorio de que estoy sola en el terreno amoroso. Es como si me hiciese echar en falta la intimidad de una pareja, el estar tapados con una manta en el sofá viendo una serie, o simplemente el sexo con amor. Me hace pensar que cuanto más conoces a una persona, mejor es la vida sexual porque ambos sabéis lo que os gusta y hay más comunicación.
Pasa febrero y se me olvida todo esto, pero durante estas semanas no puedo evitar sentir envidia de mis amigas. Me pongo un poco triste cuando suben alguna foto romántica o cuando me cuentan sus planes de San Valentín, y a veces soy borde sin querer. ¿Cómo evitarlo?"
La envidia es un sentimiento socialmente mal visto. Es extraño reconocer en voz alta que la estamos experimentando, y en consecuencia se va acumulando poco a poco alimentándose de nuestras inseguridades.
En el caso de la envidia durante el 14 de febrero, el consuelo que hallamos es que sólo dura unos pocos días. Aun así, lo ideal es aprender a gestionarla para evitar reexperimentar esta sensación en el futuro y, sobre todo, para autoconocernos mejor:
1. Entender por qué te sientes así
Beatriz lo tiene muy claro, la sensación de envidia surge porque añora todas esas emociones asociadas a tener pareja: la intimidad, la confianza, el cariño y la comunicación.
Otra razón para sentir envidia es echar de menos pasar tiempo con nuestros amigos. Siempre se critica a esas personas que cuando tienen novio o novia, desaparecen del mapa. Por un momento debemos ponernos en su situación y entender que al principio de una relación no es fácil dividir el tiempo entre los amigos, la pareja, la familia, el ocio y el trabajo. Lo ideal es encontrar un punto medio.
Hay más motivos: querer una relación pero no saber cómo ligar, el miedo a la soledad, tener la autoestima un poco floja, etc. Sea cuál sea el tuyo, reflexiona para identificarlo.
2. Hablarlo con naturalidad
La mejor forma de gestionar la envidia es perdiendo la vergüenza y rompiendo con el estigma. Aprovecha un día que estés de cañas con tus amigos y diles cómo te sientes. Nadie mejor que ellos entenderán por lo que estás pasando, y su apoyo y comprensión es indispensable para exteriorizar las inseguridades y que pierdan fuerza.
3. Planear un día dedicado al amor propio
El 14 de febrero es un día destinado al amor, ya sea a otras personas o a ti mismo. Aprovecha esta fecha para darte un chute de energía y autoestima.
Hay muchos planes que pueden ayudarte a sentirte mejor: preparar una receta rica y darte el gustazo en casa, jugar a un videojuego, leer un buen libro, ir al cine solo aunque te de un poco de corte, hacer deporte, salir a dar un largo paseo, etc. Cualquier plan que te recargue las pilas es una buena opción.
También puedes aprovechar para quedar con un ser querido como tus padres, tu hermano o hermana, algún amigo al que hace tiempo que no ves, o con tus compañeros del trabajo. Intenta distraerte y aprovechar esa fecha para revitalizarte y pasártelo bien.