¿Qué es la mirra y por qué fue usada como regalo por los Reyes Magos?
La mirra es uno de los tres obsequios ofrecidos por los Reyes Magos al niño Jesús
Simboliza lo terrenal y la naturaleza humana de Jesús, al ser una sustancia medicinal y usada como parte del ritual de la muerte
Hoy en día se utiliza en cosmética, así como en pastas de dientes y enjuagues bucales
La llegada de los Reyes Magos se encuentra a la vuelta de la esquina y, con ella, resurgen las dudas en torno a este evento clave de la Natividad, uno de los más conocidos y narrados tradicionalmente. Se trata de una celebración de origen y carácter cristiano, conmemorándose el nacimiento de niño Jesús. Todos conocemos la historia de los tres Reyes Magos y sus tres respectivos obsequios con ocasión del nacimiento: oro, incienso y mirra. Si los dos primeros nos resultan bastante familiares, la mirra es quizás la ofrenda más desconocida de las tres recibidas con ocasión del nacimiento. Sin embargo, tanto la mirra como el oro y el incienso se consideran objetos muy valiosos, con propiedades especiales y mágicas. ¿Qué es la mirra y por qué fue usada como regalo por lo Reyes Magos?
¿Qué es la mirra y por qué fue usada como regalo por lo Reyes Magos?
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La mirra, uno de los tres obsequios de los Reyes Magos al niño Jesús, es una sustancia resinosa y aromática que cuenta con importantes propiedades medicinales. Su origen lo encontramos en la corteza del árbol Commiphora myrrha, natural de Somalia: de ella se extrae una resina con textura de goma y forma irregular, con tonalidad pardo-rojiza una vez que se encuentra seca, y de tono amarillo cuando se encuentra recién extraída. Tradicionalmente se ha utilizado para elaborar perfumes, inciensos, ungüentos y medicinas. También para embalsamar a los muertos y, en la etapa del Imperio Romano, para anestesiar a personas enfermas o a condenados a muerte, mezclándola con vino.
También se ha usado históricamente como estimulante y tónico, así como, a día de hoy, en forma de antiséptico para enjuagues bucales y dentífricos. Se trata, en definitiva, de una estancia con múltiples propiedades curativas. La ronquera, la disentería... eran tratadas con mirra, y se ha usado como antiparasitario.
Todo ello explica que la mirra tuviera un papel protagonista en la Natividad: el evangelio de Mateo relata que los Reyes Magos, "al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra". Aunque no está claro qué Rey Mago llevó la mirra, se suele asociar con Baltasar.
Además, según la mitología grecolatina, Mirra era la madre de Adonis, y fue convertida en árbol por Afrodita para salvarla de su padre Tías, rey de Siria. De la mirra se dice también que tenía propiedades abortivas, por lo que no era recomendable consumirla durante el embarazo. En cuanto a su valor simbólico como regalo, si el oro se asocia con el poder y el incienso con lo divino, la mirra tiene un significado más terrenal: protege la salud y se utilizaba como parte del ritual de la muerte, por lo que podría servir para recordar a Jesús su naturaleza humana. También se dice que la mirra hacía referencia a la vulnerabilidad de Jesús, que moriría para salvar a la humanidad.
En cuanto a los usos actuales de la mirra, podemos encontrarla en perfumes, cremas, cosméticos... así como en desodorantes, enjuagues y pastas de dientes. Se usa en medicinas y lociones cicatrizantes, regeneradoras y antisépticas, así como antiinflamatorias y antibacterianas. Por eso se asocia con productos antiedad, diseñados para cuidar la piel, y puede encontrarse en herbolarios.