Es prácticamente imposible dar un paseo sin encontrar una casa de apuestas. Da igual si se trata de un barrio con un nivel socioeconómico bajo, medio o alto, los bingos, las maquinas tragaperras, los salones de juego online y los bares deportivos son el pan de cada día. De hecho, apostar dinero ya es una forma de ocio normalizada entre los más jóvenes y en consecuencia, cada vez más personas caen en la tentación desarrollando un problema con el juego.
¿Es la ludopatía un trastorno psicológico? ¿Puede cualquier persona caer en esa trampa? ¿Por qué es tan adictivo jugar? ¿Cómo podemos ayudar a alguien que está enganchado? Hoy responderemos a todas estas preguntas de la mano del testimonio de Jorge, un chico de 20 años preocupado porque su mejor amigo tiene un problema con el juego.
"Siempre he escuchado eso de que la persona con una adicción es la última en darse cuenta, y yo pensaba que todo el tema de las casas de apuestas no era peligroso, pero ahora dudo.
Mi mejor amigo y yo nos conocemos desde el instituto, y cuando empezamos la universidad tuvimos la suerte de ir los dos a la misma ciudad. El primer año de carrera estuvimos en una residencia de estudiantes, y en segundo nos fuimos a un piso de alquiler con dos chicos más. Hasta aquí todo bien. Aunque mucha gente nos dijo que no nos mudásemos juntos porque se estropearía la amistad, la convivencia ha sido genial. Hemos tenido algún roce, pero siempre lo solucionábamos.
El problema empezó este curso. En septiembre sus amigos de la universidad empezaron a coger la costumbre de quedar todos los jueves para jugar al póker. Yo fui un par de veces, pero no me gustó y pasé. Después del póker, empezaron a ir también a un bar de apuestas de deporte. Pensé que era algo aislado, como quien va a jugar al billar o queda para echar un partido de fútbol, pero la cosa ha ido a más y empiezo a estar preocupado.
La vida de mi mejor amigo gira en torno a las apuestas. Ya no hace otros planes, está muy borde conmigo y con el resto de compañeros del piso, a veces pasa de ir a clase y creo que tiene problemas de dinero. Cuando tenemos que pagar el alquiler siempre se retrasa y tenemos que esperar un par de días hasta que sus padres le hacen una transferencia. El casero ya nos ha dicho que esto no puede seguir así, y el mes pasado cubrimos su parte para no tener problemas con él. Nos dijo que nos lo devolvería, pero pasan las semanas y tenemos que pagar el mes de febrero también.
No sé si tiene una adicción, y de tenerla tampoco tengo ni idea de cómo ayudarle. ¿Puedo hacer algo? ¿Debería hablar con sus padres? Estoy preocupado por él".
Actualmente, el juego patológico figura en los manuales de diagnóstico. En otras palabras, es un trastorno psicológico, concretamente un trastorno psicológico relacionado con las adicciones al igual que el abuso del alcohol, de la cocaína, del cannabis o de cualquier otra droga que te venga a la mente. Esto significa que es necesaria ayuda profesional para superarlo.
Cuando pensamos en una adicción, tendemos a pensar que le puede pasar a cualquiera menos a nosotros. Los problemas con el juego no son algo alejado, le pueden afectar a cualquiera independientemente de su edad o clase social. Cada vez más personas jóvenes que están en la universidad caen en la trampa de las casas de apuestas. No hace falta ni moverse de casa, a un solo clic en el móvil tienen decenas de páginas web a su alcance. ¿Y por qué son estas páginas tan adictivas?
El primer paso es hablarlo tranquilamente. Escoge un momento en el que estéis a solas y notes que se encuentra tranquilo. Lo más probable es que minimice o niegue el problema. Si esto sucede llevarle la contraria sólo servirá para discutir y que tu amigo se sienta incomprendido y aislado, lo que le llevará a jugar todavía más.
Intenta proponerle planes alternativos. Si te pregunta que por qué, puedes inventarte alguna excusa como que eres tu quien necesita distraerse o que últimamente quedáis poco y le echas de menos. Al principio lo ideal es que evites confrontarle respecto al juego, porque al no considerarlo un problema se pondrá a la defensiva. Cuando esté un poco desenganchado, puedes intentar hablar de la adicción. Es importante sacar a la luz las consecuencias negativas, como faltar a clase, perder dinero, sentirse más ansioso, etc. Hazle saber que tiene tu apoyo.
Respecto a contárselo a sus padres o no, depende de la relación que tengan. Desde mi punto de vista profesional sí es conveniente, sobre todo porque son ellos quienes le pueden proporcionar recursos profesionales como por ejemplo buscar un psicólogo y animarle a ir.
Hagas lo que hagas, debes tener claro que el juego patológico no se supera de la noche a la mañana. Es necesario recibir apoyo profesional, al igual que en otras adicciones. Ten en cuenta tus límites, eres su amigo, no su psicólogo ni su tutor.