Tal vez es la inexperiencia propia de la edad, ya que no tenemos ninguna otra relación con la que comparar la primera, o tal vez es la emoción con la que vivimos estas experiencias durante la adolescencia. Sea como sea, el primer amor perdura en el tiempo. Eso sí, una cosa es recordarlo igual que recordamos la primera vez que salimos de fiesta o el primer día de universidad, y otra muy distinta es comparar todas nuestras relaciones con la primera, generando unas expectativas totalmente inalcanzables.
Enamorarse de alguien siempre se vive con mucha emoción independientemente de la edad que tengas o lo largo que sea tu historial amoroso. Aun así y para bien o para mal, la primera relación ‘seria’ que vivimos suele marcarnos especialmente, convirtiéndose en el punto de partida de nuestra vida sentimental y condicionando lo que experimentamos en el futuro cuando conocemos a otras personas.
Aunque el primer amor suele dejar una huella bastante grande en la memoria, su influencia no es tan grande como se suele decir. Al fin y al cabo, todas las relaciones de pareja que experimentamos acaban influyéndonos en el futuro y cambiando en mayor o menor medida nuestras creencias sobre el amor, nuestra autoestima y nuestra forma de actuar.
Hay ciertas características que van a convertir una relación en más o menos inolvidable, independientemente de si es el primer amor, el segundo, el tercero o el cuarto:
En conclusión, lo que de verdad define el impacto de una relación no es si se trata de la primera o no, sino sus características. Aun así el primer amor va a suponer un punto de inflexión en nuestra vida sentimental.
Para algunos la relación más importante de su vida es la primera, pero para otras no. Como hemos visto, esto depende de aspectos como los motivos de la ruptura, lo positiva o negativa que resultó la relación en su conjunto, la forma de romper, etc. No podemos generalizar ya que cada relación es única e idiosincrásica. Sin embargo, el primer amor tiene algunas características comunes en todas las parejas.
Superar el primer amor es difícil, pero se consigue. Con el tiempo aprendemos que no hay dos relaciones iguales y que la expresión ‘no volveré a sentir lo mismo’ es cierta, pero no negativa como pensábamos al principio. En las posteriores relaciones de nuestro historial amoroso experimentaremos emociones totalmente diferentes y tan o más bonitas que la primera vez, porque con la edad se gana madurez mental y mucho autoconocimiento.
Poco a poco dejaremos de comparar a nuestra primera pareja con las siguientes y comprenderemos que no hay una definición única y exacta del amor, ya que hay tantas formas de sentirlo como personas en este mundo. Las relaciones son impredecibles, complicadas y a veces se sufre. No podemos elegir de quién nos enamoramos y por desgracia nos toparemos con personas que nos harán daño queriendo o sin querer. Gracias a la experiencia sabremos detectar las señales de que algo va mal y pondremos punto y final, anteponiendo nuestro bienestar a cualquier idea tóxica sobre el amor.
Todas las relaciones que experimentemos durante nuestra vida nos marcarán. Da igual si es el primer amor o el último. Da igual si es una pareja o un buen amigo. Da igual si acaba bien o acaba mal. No somos de piedra, sino seres sociales que necesitan contacto para vivir.