Lisa Anderson, una mujer de 44 años, reconoce que desde hace 15 años, cuando utilizaba polvos de talco tras el baño de su hijo, los come. "Me parece un poco raro, pero tiene un sabor jabonoso agradable”, confiesa. Su adicción le ha llevado a gastar más de 9505 euros (en libras 8000).
Recuerda el día en el que los probó: “El olor era abrumador. Había algunos polvos que se habían salido del bote y tuve la repentina urgencia de comérmelos”. “Los chupé de la mano y lo disfruté”, añade, según publica el diario The Sun, a quien ha dicho que desde entonces no han pasado más de dos días sin comerlos.
Los médicos creen que podría padecer el trastorno de Pica - una enfermedad psiquiátrica que consiste en ingerir sustancias que no son nutritivas-, así como TOC y deficiencia de hierro.
Durante 10 años, Anderson ocultó su adicción. Fue así hasta que su pareja la descubrió en el baño ingiriendo los polvos. En ese momento, Anterson fue consciente de que su consumo “podría no ser normal”, por lo que acudió al médico de cabecera y será tratada este mes.
“Quiero sensibilizar a los demás”, expresa la mujer que admite que pasó años “sin saber qué ocurría”: "Resulta que es una condición. Y solo quiero que los demás sepan que no están solos".