Una niña de un año estuvo a punto de morir por sepsis. La madre, Rachael Pedrick, acudió al médico, pero la tuvieron esperando más de ocho horas sin darle ninguna respuesta.
Ocurrió en Gales. La niña, llamada Holly, comenzó a sufrir síntomas parecidos a la gripe, incluidos vómitos y diarrea, así como "ojos pegajosos". Rápidamente la madre, preocupada, acudió a su médico habitual. Este le contestó que no podía atenderla y que tendría que esperar en casa a que alguien la llamara, informa Dailymail.
Pasaron ocho horas y Pedrick no obtuvo ninguna respuestas, mientras que la pequeña empeoraba. Decidida, acudió de nuevo al médico y se atrevió a interrumpir una cirugía que estaban practicando los sanitarios para exigir que alguien viera a la niña-
Holly pasó la noche en el Hospital Prince Charles en Merthyr Tydfil antes de ser llevada en una ambulancia al Hospital Universitario de Gales en Cardiff. Allí fue diagnosticada con sepsis y una grave infección de la piel. Más tarde, los médicos se vieron obligados a cortarle la nariz para drenar un absceso detrás de su ojo en una operación que duró dos horas.
Rachael manifestó que "el personal del hospital me llamó y me dijo que si no la hubiera llevado al médico, estaría muerta. Sabía que era grave pero no tan grave hasta que recibí la llamada telefónica".
La sepsis es una grave afección causada por una respuesta inmunitaria fulminante a una infección. La madre ha querido dar a conocer su historia para ayudar a crear conciencia. Si no llega a ser por su arrebatado gesto, que a prior puede parecer impertinente y exagerado, su pequeña de un año habría fallecido.