"Mi pareja quiere que le enseñe el móvil": la privacidad y los límites en el amor
Las frases “si no enseñas el móvil es porque escondes algo” o “si de verdad me quisieras, me lo enseñarías” se basan en el chantaje emocional
Cuando nos enamoramos, el cuerpo nos pide pasar todo el tiempo posible con esa persona especial. Compartimos nuestros gustos, nuestras aficiones, nuestra ideología y poco a poco la complicidad va aumentando. Durante este proceso es fundamental confiar en tu pareja, pero hay ciertos límites que no debemos cruzar.
En el amor no todo vale y hay algo que jamás debemos dejar de lado para satisfacer los deseos de nuestra pareja: el derecho a mantener intacta nuestra intimidad y privacidad. No tienes que contar todos tus secretos o los de tus amigos, no tienes que compartir tus contraseñas y no tienes que enseñar tus conversaciones de WhatsApp, Instagram o Facebook.
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Aunque esto parece de sentido común para la mayoría de personas, otras no lo tienen tan claro. Muchas parejas piensan que en una relación hay que compartirlo absolutamente todo, dejando de lado nuestra individualidad por el camino. Consideran que borrar los límites de la privacidad es una forma de demostrar confianza, cariño y respeto, cuando en el fondo sucede todo lo contrario. Si confías en tu pareja, no necesitas que te enseñe el móvil. Si sientes cariño por ella, no la acorralas para saber todo lo que hace y con quién lo hace. Si la respetas, su privacidad y autonomía te parecerán sagradas.
Curiosidad vs. Invadir la privacidad de tu pareja
Es importante diferenciar la curiosidad que cualquier persona experimenta alguna vez, de la necesidad de controlar y saber todo lo que hace, dice o piensa la que es tu pareja.
Cuando sientes curiosidad, lo que te motiva es conocer mejor a tu pareja. Sin embargo, cuando invades su privacidad hay tres factores que explican tu forma de actuar: las inseguridades, los celos y la desconfianza.
- Inseguridades
Si cada vez que tu pareja se separa del móvil sientes la necesidad de cotilleárselo, párate a reflexionar por qué lo haces. ¿Crees que te engaña? ¿Alguna vez has pensado que no eres suficiente para él o para ella? ¿Necesitas que te demuestre constantemente que te quiere? ¿Tu autoestima depende de otra persona?
Todos nos sentimos inseguros en algún momento de nuestra vida, pero no podemos responsabilizar a nuestra pareja de nuestra falta de autoestima.
Para que una relación funcione tienes que aprender a quererte, a escuchar tus necesidades y a satisfacerlas de una manera madura y sana. Al fin y al cabo, es muy complicado dejar que alguien te ame cuando eres incapaz de amarte a ti mismo.
- Celos
Los celos son un sentimiento natural que cumple una función cuando somos pequeños: fomentar y proteger el vínculo con nuestras figuras de apego, es decir, con nuestros padres. A medida que maduramos aprendemos que el amor no es una pizza que se reparte entre varias personas hasta que alguien se queda sin porción. Nuestros amigos, pareja o familiares pueden sentir cariño hacia otras personas y eso no significa que nos quieran menos a nosotros.
Por desgracia los celos pueden resurgir, sobre todo en las relaciones de pareja. Influye el hecho de que muchas películas, libros o ideas arraigadas en nuestra sociedad asocien este sentimiento al amor de forma errónea. No quieres má a tu pareja por sentir celos, sobre todo cuando tu forma de gestionarlos es presionándole, chantajeándole emocionalmente o controlándole constantemente.
- Desconfianza
Una relación amorosa se basa en confiar el uno en el otro, algo que se vuelve difícil cuando hemos sufrido alguna mala experiencia relacionada con infidelidades o una ruptura inesperada. Si te sientes inseguro y sospechas de tu novio o novia, la solución no es invadir su privacidad.
Cotillear el móvil de tu pareja por desconfianza es pan para hoy y hambre para mañana. A corto plazo te quedarás más tranquilo, pero al día siguiente volverás a tener dudas y necesitarás saber más y más para saciarlas. ¿De verdad merece la pena vivir así?
Cómo actuar si tu pareja te pide que le enseñes el móvil
Si tu pareja te pide que le enseñes tus conversaciones de WhatsApp o que le digas la contraseña de tus redes sociales, tienes todo el derecho del mundo a negarte.
No cedas ante frases como “si no enseñas el móvil es porque escondes algo” o “si de verdad me quisieras me lo enseñarías”. Esto es chantaje emocional. No es necesario ocultar un oscuro secreto para justificar que no quieres enseñar tu móvil y tampoco significa que quieras menos a tu pareja, simplemente estás protegiendo tu privacidad.
Utiliza el arma más poderosa: la comunicación asertiva. Dile a tu pareja que te sientes agobiado y presionado ante esa petición y que no ocultas nada. Da igual si hablas con chicas o chicos –o incluso si entre tus contactos se encuentra tu expareja– siempre y cuando no haya un interés sexual o romántico en tus conversaciones. Nadie puede echarte en cara que tengas amigos.
La base de una pareja es el respeto y esto implica entender que tu pareja tiene derecho a guardar secretos. A veces sentirás curiosidad y querrás conocerlos aún a sabiendas de que no tienen nada que ver contigo, pero la privacidad e intimidad de nuestros seres queridos es sagrada. Cuando amas a alguien, le amas libre.