Jordan Corbett, de 27 años, es una valiente madre que dio a luz abrazada al bolardo de un aparcamiento al no conseguir acceder al edificio. Mientras, su pareja, Craig Scott, de 34 años, víctima del pánico, corrió para pedir ayuda. Por si fuera poco, el estacionamiento estaba helado ya que había estado nevando el día anterior y en ese momento registraba una temperatura de -4°C.
El pequeño Dennis, cuarto hijo de la pareja, vino al mundo el pasado 25 de enero en Bath, ciudad ubicada en el campo ondulado del suroeste inglés. Dennis, que nació sano y pesó 3,430 kilogramos, ya está junto a sus hermanos, Harley, Harrison y Darcey.
Jordan no esperaba que Dennis llegara tan pronto y los médicos del Royal United Hospital (RUH) le habían asegurado que todavía no era "el momento". Lo único que llegó a tomar justo antes del nacimiento de su pequeño fueron dos pastillas de paracetamol, como ella misma explicó. Apuntó que, durante los siguientes 45 minutos, el dolor fue a más y llamó al hospital nuevamente. Fue ahí cuando le dijeron que hiciera una visita para un chequeo.
Una vez que rompió aguas, Jordan dijo a Craig que fuera a buscar ayuda, momento en el que sintió que la cabeza del bebé se movía. "Sabía que esta sola, pero aún así traté de gritar ayuda", indicó. Lo siguiente fue que apareció la cabeza del pequeño y, mientras continuaba empujando y luchando contra el dolor, salió "el resto de él".
Minutos después de que naciera Dennis, Craig llegó con una silla de ruedas para que Jordan entrara al hospital con el pequeño, que estaba acunado y protegido del frío por su madre. Ella bromeó: "Me dijeron que tenía presión arterial alta, lo cual no fue una gran sorpresa".
Un portavoz del RUH manifestó que "los nacimientos como estos son un evento extremadamente raro. Estamos muy contentos de que nuestras matronas hayan podido atender rápidamente a la madre y al bebé; les enviamos nuestras felicitaciones y les deseamos lo mejor".