Erika Becerra, de 33 años ha muerto de covid en un hospital de Detroit, Estados Unidos, tres semanas después de dar a luz a su pequeño Diego y sin poder verlo ni abrazarlo por la enfermedad. El bebé se encuentra sano a pesar de que su madre había contraído la enfermedad justo antes del parto.
Erika no tenía patologías previas y según su familia ella y su marido habían decidido seguir adelante con el embarazo y proteger a su futuro hijo siguiendo todas las recomendaciones de medidas higiénicas y distacia social reclamadas por los expertos pero algo falló y contrajo la enfermedad.
Según relata CNN, los médico que la atendía decidieron adelantar el parto cuando estaba de ocho mese ante los problemas respiratorios de Erika que comenzó a necesitar asistencia mecánica para poder respirar.
Según estas fuentes, el parto discurrió con normalidad, pero ante el agravamiento del estado de salud de Erika, los médicos decidieron intubarla y aislarla del bebé.
Tres semanas más tarde, Erika fallecía en el hospital sin haber podido ver ni abrazar a su pequeño Diego.
La familia de Erika vive con desolación su muerte y ha organizado una recolecta pública para ayudarles a sufragar los cuantiosos gastos que les ha supuesto su estancia hospitalaria y el posterior sepelio