Lauren Keen, de 26 años, estaba tan ilusionada con la llegada al mundo de su primera hija después de haber tenido a dos varones que se gastó cientos de euros en artículos y ropa rosa personalizada para ella, pero en el momento del parto descubrió para su sorpresa que ella era en realidad él, y que había habido un error con la ecografía que determinó el género del bebé.
La madre y su pareja sentimental, Karl Nunn, de 30 años, quedaron atónitos cuando las parteras les entregaron a su recién nacido, a quien ya habían decidido llamar Marilyn y que terminaría siendo Dexter. La pareja ha admitido que se vieron inmersos en una 'montaña rusa de emociones' después de gastar tanto dinero en los preparativos.
Acto seguido se enfrentaron a una decisión imposible de tomar en cuestión de minutos, porque Lauren había pedido previamente que la esterilizaran después del parto porque tener más embarazos la pondrían en riesgo. Sin embargo, eso supondría renunciar a su sueño de tener una niña.
Lauren dijo que sintió una oleada de amor por su hijo, al mismo tiempo sintió que estaba de duelo por la hija que esperaba tener: "Esperaba tener en brazos a mi primera hija, nuestra última hija y sabíamos que nuestra familia estaría completa. Estaba entumecida, no sabía cómo procesar todo lo que estaba pasando". Finalmente aceptó ser esterilizada "porque era mi tercera cesárea y otro embarazo sería demasiado arriesgado".
Lauren y Karl, llevaban juntos siete años y ya habían tenido dos hijos: Abel, ahora de cinco años, y Opie, de tres. Mientras esperaban a su tercer hijo en junio de 2019, pidieron saber el sexo en el escaner de 20 semanas. "Pensé que después de dos niños, nuestro tercer bebé tenía que ser una niña y me dijeron que tenía razón. Mientras me examinaban, la señora dijo "se ve bien" y "voy a tomarle las medidas".
La pareja compartió su entusiasmo con amigos y familiares, incluso en las redes sociales, y dijo que nunca pensó ni por un segundo que la ecografía podría estar mal. "Tenía todos los antojos que la gente asocia con tener una niña y todos los síntomas de los cuentos de viejas que apuntan a tener una niña", asegura Lauren, por lo que la pareja se preparó para eso y decidió deshacerse de toda la ropa vieja con la que habían crecido sus hijos mayores.
"Estaba tan emocionada por tener una hija que le compré un guardarropa completo desde recién nacida hasta alrededor de un año. Finalmente iba a tener una niña y quería mimarla desde el principio. Compramos mantas rosas y ropa de niña con volantes y flores. Gastamos cientos de euros en vestidos, jerseys y conjuntos", rememora la mujer.
En perspectiva, la pareja admite que tendrían que haber pagado una ecografía privada y haberse enterado antes, en lugar de llevarse la gran sorpresa justo durante el parto. En cualquier caso, la conmoción y la decepción iniciales terminaron diluyéndose y Dexter es un niño feliz y muy querido. "No puedo imaginar tener una niña en esta casa ahora. Tengo tres chicos increíbles y tendrán un vínculo muy estrecho a medida que envejezcan juntos", concluye la madre.