El biólogo marino neozelandés Ryan Johnson, afincado en Mossel Bay (Sudáfrica), consiguió con un dron filmar el ataque "estratégico" de un tiburón blanco, identificado como Helen, contra una ballena jorobada, a la cual debilitó antes de arrastrarla a la profundidad del mar, donde finalmente falleció.
"El primer ataque fue a la cola de la ballena", detalló Johnson, precisamente a la "parte delgada" previa al extremo triangular, donde mordió de forma repetida hasta que "logró abrir una vena y la sangre inmediatamente empezó a salir". "Fue como si supiera exactamente cómo hacerlo", agregó.
El tiburón aguardó aproximadamente 30 minutos a que la ballena se debilitara y entonces atacó a la cabeza con la intención de mantenerla sumergida y que no pudiera respirar. Así logró ahogarla, en una cacería que duró unos 50 minutos. El biólogo agregó que "fue trágico, pero especial de ver". "No había otros tiburones. Mide unos cuatro metros, mientras que la ballena alcanzaba unos nueve y pesaba 10 veces más", comentó Johnson.
Además, explicó que "Helen parecía muy informada sobre lo que estaba haciendo", por lo que sintió "curiosidad acerca de si era una cazadora de ballenas experimentada, si estaba actuando por instinto o por simple inteligencia al detectar que su presa estaba débil". El biólogo también detalló que el mamífero presentaba la piel moteada y estaba separada de su manada, dos indicadores de sus problemas de salud.
"¡Esto nunca se ha visto antes!. ¡Un gran tiburón blanco cazando una ballena enorme!. Parecía experimentada, como si lo hubiera hecho antes", insistió. Johnson comprobó que el depredador era Helen mientras observaba las imágenes de la cacería y reconoció la aleta dorsal como una de las 50 que habían identificado en un estudio realizado años atrás.