Después de la gran nevada, hemos visto conductores atrapados, árboles destrozados, caídas y un sin fin de calles por las que es imposible transitar. Una realidad que algunos ven con otros ojos.
Circulan por las redes sociales videos disparatados donde la gente pone en duda que Filomena viniera cargada de nieve. Claro que, en esas mismas redes, también está el testimonio de otros para responder a tanta ignorancia.
Ponemos música de comedia, porque esto de verdad parece un chiste, vais a comprobar que esta nieve no es de verdad, es puro plástico.
Que después de la que nos ha caído alguien lo ponga en duda es cómico. De los creadores del terraplanismo y tras los negacionistas de la pandemia, llegan los de nieve.
Nevacionistas podríamos llamarles con demostraciones tan chabacanas que han quemado la paciencia de más de uno.
Para los conpiranoicos del mechero, la ciencia ha hablado. La red se ha llenado de experimentos a punto de nieve, con radiador, sartén, microondas, y hasta lanzallamas para evidenciar lo evidente, que la nieve es nieve.
Al aplicar una llama a la nieve, no se derrite, sublima, es decir, pasa directamente a estado gaseoso. Y se pone de color negro y huele a plástico porque el combustible del mechero no se quema al 100% y deja restos en la nieve. Caso cerrado.